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HOMO HOMINI LUPUS EST

 


El famoso dicho "Homo homini lupus est" significa que los seres humanos son lobos para otros seres humanos. Esto se debe a que siempre que ejercemos nuestra individualidad, estamos destinados a entrar en conflicto y a veces incluso a la violencia. Sin embargo, es importante tener en cuenta que no existen personas completamente buenas o malas, sino que somos individuos que ejercen su voluntad según lo que consideran mejor para sí mismos y para su supervivencia.

Es por eso que a veces podemos pasar por encima de otros, consciente o inconscientemente, para lograr nuestros objetivos. Esto no necesariamente significa que somos malvados, sino que estamos actuando según nuestra propia moralidad y necesidades.

Debido a la amenaza potencial que nuestra voluntad puede representar para otros, es importante ser como un lobo, protegiendo nuestros intereses y a nuestra "manada". Vivimos según nuestras propias leyes y renegamos de lo sagrado o lo puro. Nuestra voluntad solo puede ser detenida por una fuerza superior a la nuestra, y siempre debemos estar preparados para la caza y el conflicto.

En resumen, somos lobos para otros seres humanos y debemos estar dispuestos a proteger nuestros intereses y nuestra manada ante cualquier amenaza.

LA INQUISICIÓN OBRANDO


LA INQUISICIÓN OBRANDO

En pleno siglo XXI, aún hay imbéciles sometidos. Han pasado muchos años desde que La Santa Inquisición dejó de actuar directamente. Sin embargo, vemos cómo la sociedad sigue siendo el juguete preferido de la iglesia cristiana, en cualquiera de sus múltiples tentáculos. Es absolutamente ridículo, cómo las personas, en este caso, se quedan cortos al momento que este ser deshumanizado ataca con violencia a un indefenso bebé, ¡en frente de sus padres!


Es claramente visible como este sujeto poseído por un demonio (que no es Satán, por supuesto), estrangula, atormenta, golpea y tortura a la indefensa criatura, a los ojos mansos de sus padres y otros testigos, sin que alguien devuelva este ataque, de la forma que lo haría un satanista, no es cuestión de atacar porque sí, es defender la familia, los seres queridos, la manada, el circulo interno. No se puede esperar más de un mancillado cristiano, que aún se somete a las palabras escritas en viejos y mohosos libros evangélicos, inspirados en seres imaginarios, propios de la creatividad de un adicto al LSD.


Si analizamos esta situación desde el punto de vista satánico, tomando como base Las Once Reglas Satánicas, podemos darnos una idea de lo ridículo que es no haber hecho algo para afrontar este asqueroso acto:

"No des tu opinión o consejo a menos que te sea pedido".
La dama de la chaqueta negra que se acerca al inquisidor, le dice algo, no me importa qué dijo, lo que queda claro, es que fue ignorada por los presentes.

"No cuentes tus problemas a otras personas, a menos que estés seguro de que quieran oírlos".
Al inquisidor no le preocupa en los más mínimo lo piensen los demás, su misión es sencillamente torturar.

"Cuando estés en el hábitat de otra persona, muestra respeto o mejor no vayas allí".
Aún si no van a reaccionar en frente al criminal ataque, todos se quedan en el sitio de torturas, como si nada hubiera pasado y continúan con el ritual.

"Si un invitado en tu hogar te enfada, trátalo cruelmente y sin piedad".
Debo admitir, que este punto lo cumple perfectamente el inquisidor de turno.

"No hieras niños pequeños".
Esto no necesita explicación.

"Cuando camines en territorio abierto, no molestes a nadie. Si alguien te molesta, pídele que se detenga. Si no lo hace, destrúyelo".
Este último punto, se explica por si solo, no es necesario decir más.

No pretendo que estas palabras generen más repudio por el cristianismo, pero queda claro que las diferencias son amplias frente al satanismo, ¿es necesario pedir respeto? No, es parte de lo que nos hace especiales. Es lo que nos hace sensatos. Lo único que me alegra de toda esta situación, es que ese pobre bebé, cuando crezca, será un satanista de corazón. Gracias cristo por darnos a los más leales satanistas.

PETICIÓN DE VLAD EL JUSTO


Robert Lang

¡Cómo se atreven, hombres de éste mundo, a llamarme “carnicero”! Ustedes, que permitirían a la escoria que pisan, que trepe por sus piernas y se apodere de sus patéticas vidas. Que dejan que sus hijos sean masacrados y que el asesino ande suelto! Que permiten que violadores y ladrones recorran sus calles! Oh, cómo los ahogaría si no se intoxican ya con todas las toxinas y la basura que les rodea. ¿Cómo se atreven a acusarme de Injusticia? Yo, el Príncipe Vlad Dracul de Valaquia, que fui el más Justo de todos!

En mi mundo, del cual tanto dicen haberse alejado y haber progresado... ja! ¿Qué saben ustedes de justicia? Veo las soluciones y los problemas con su justicia y esos criminales. Sus apologistas, —qué música tan enfermiza tocan —que se arrastran a los pies de quienes gozarían viéndolos sufrir y servir. ¡Qué patético! Alimenten a sus enemigos, engórdenlos, mándenlos a clases. Eso es lo que les han dado a esa escoria humana! En mis días, mis enemigos nunca se habrían convertido en un brillante ejemplo para otros por su cacareada "rehabilitación"; un ejemplo quedaba mejor ensartado en la punta de mi lanza, para que todos pudiesen ver a qué fin los había llevado su villanía.

Ustedes hablan de plagas, que sirven para prevenir la sobrepoblación y la hambruna, y sin embargo continúan avivando el fuego de su propia destrucción manteniendo a las naciones que han sido desplazadas por las leyes de la naturaleza. ¡Que así sea! Mi gente tuvo la plaga, ustedes tienen estas cosas que llaman cáncer, SIDA y otras palabras más extrañas de las cuales jamás había escuchado, y se empeñan en tratar de curar los monos y las ratas. ¿Por qué? Tienen cantidad de personas que se ofrecerían voluntariamente para ayudar a ponerle fin a este sistema de cosas.

¿Por qué dejan que los asesinos proliferen y florezcan dentro de las paredes de una cárcel? Esa sí que es una plaga, una enfermedad mental y corporal de una raza que ha perdido todo contacto con su propia nobleza. Dejan que se les patee y se les trate como a un Perro! Y sin embargo, mi perro tiene más nobleza y honor y muestra un poco más de amor a la vida que ustedes.

Hago un llamado a todos aquellos que serían merecedores de un lugar en la Orden del Dragón. Reclamad la majestad de mi Reino! Traed la justicia de regreso a sus tierras! Entended que la venganza es una causa noble, y que la venganza tiene tanto que ver con la justicia como una madre cuando alimenta a su hijo. Tratad sin piedad a vuestros enemigos, y pronto os daréis cuenta que vuestros seres queridos podrán recorrer las calles una vez más, sin temor a que alguien les quite la vida. Estad atentos, y haced cuanto podáis para desacreditar a esos apologistas quienes dejarían que esta plaga acabase con todos vosotros. Ellos son los verdaderos carniceros, no Yo! En mis tiempos no se tendrían tantas dudas. ¡Mi justicia prevalecería! Su estupidez pronto vería su prisión terrena colgando a la luz del atardecer. Y mientras termino, hago un alto y siento algo. Escuchad aullar al viento que corre entre mis esqueléticos despojos... qué dulce música hace!

Larga Vida al Dragón
Este artículo apareció en "The Black Pun-kin".