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ORGANISMOS PARASITARIOS

Si bien el satanismo postulado por Lavey tiene mucho contenido referente a este tema, no comparto la forma de tomarlo. En la “Biblia Satánica” se dice que no existe un lugar para los parásitos sociales, las personas asociales y los mediocres. Esto es un poco difícil de comprender, pero si tenemos como referencia las prácticas de odio desmedido de Lavey hacia ciertos grupos de personas no caen de sorpresa. En el Satanismo Laveyano se exige a sus miembros ser activos laboralmente, tener el mayor de lo éxitos posibles y siempre se habla de la CoS como si estuviera aislada de la sociedad. La realidad es diferente, los satanistas convivimos todo el tiempo con personas menos afortunadas a nosotros y la teoría Laveyana diría que debemos despreciarlos por no haber alcanzado sus metas, por parasitar el entorno social o por no buscar soluciones.   

La realidad es que no podemos saber las razones por las que se encuentren en esta situación. Igualmente es un problema que es producto de una sociedad que brinda pocas oportunidades y algunos nos encontramos más preparados para tomarlas que otros, este desequilibrio puede terminar en arrojar personas a las calles en busca de sobrevivir. La moral satanista, te habla de un grupo de individuos que manejan un concepto de moral por encima del promedio, siendo estos más conscientes de los actos, consecuencias y reflejos que cada individuo tiene en su rol social. 

Habiendo dicho esto, no es nuestro deber darle solución, pero podemos ayudar a mejorar la calidad de vida y hasta intelectual de algunos de estos.   Apoyando grupos o causas que nos hagan interactuar y así poder intentar influenciar su mente para buscar ayuda y salir de su condición (sí es que es posible) o sólo ayudar a que sus días sean menos pesados. No quiere decir que este concepto sea aplicable para todos. Cada satanista decide si quiere unirse a una causa de este tipo o prefiere dejarlos morir en la calle, no se puede obligar a otra persona a pensar de esta forma. Pero si puedes ayudar sin afectar tu plan de vida y éxito. ¿Por qué no ayudar a marcar una diferencia que nadie más hace?


SATANISMO LAVEYANO Y RELIGIÓN

SATANISMO LAVEYANO Y RELIGIÓN
Carla Barros Corcuera

La Biblia Satánica nos indica que nos encontramos ante un tipo de satanismo entendido como una forma de pensamiento individualista, racionalista y filosófico; de hecho, es común encontrar menciones a esta corriente refiriéndose a la misma como ‘satanismo ateo fundamentalista’.


Según Algol, el satanismo desde esta concepción es una corriente en la que se reúnen las modernas filosofías iconoclastas, vitalistas y antiespiritualistas de autores como Sade y Nietzsche por un lado, y las tradiciones estéticas y simbólicas de los grupos de "adoradores del Diablo" que han surgido a lo largo de la historia del Cristianismo. Me detendré en el adjetivo ‘antiespiritualistas’ ya que podría ser una de las características más importantes del satanismo Laveyano. Esta cuestión aparece desarrollada en la introducción que lleva a cabo el que fue miembro de la Iglesia Satánica Michael Aquino cuando en 1972 explicaba: “(el satanismo) No es tanto una anti-religión —un simple rechazo de cualquier creencia— sino una no-religión, una negativa sin compromiso de todo misticismo sustancial”.

El Satanismo queda mejor identificado como una disposición que como una religión, ya que se ocupa activamente de todas las facetas de la existencia humana, y no únicamente de los así llamados aspectos espirituales”. Aun así, Anton LaVey sí que se dirige al satanismo que describe con la palabra ‘religión’; aunque se podría decir que parece utilizarla para enfrentar su corriente de pensamiento contra el resto de las religiones y en concreto, de nuevo contra el cristianismo: “En verdad, la Biblia Cristiana es un montón de contradicciones”. Desde La Biblia Satánica, Anton LaVey se pregunta por qué sigue habiendo personas que se identifican con lo que denomina ‘religiones blancas’, ya que no permiten disfrutar de la vida. Afirma que aún se mantienen sistemas religiosos que tuvieron éxito en el pasado, pero en la actualidad se encuentran desfasados debido a la consciencia de las libertades del ser humano; libertades de las que poco a poco ha ido tomando consciencia la propia Iglesia cristiana. Considera que el satanismo sí ha evolucionado y se ha amoldado a la sociedad según se ha ido desarrollando a lo largo de la historia; en cambio la mayoría del resto de religiones (blancas) se podrían considerar como ancladas en el pasado: “Los religiosos se quejan: 'debemos estar acorde con los tiempos' olvidando que, debido a los factores limitantes y las leyes profundamente enraizadas de las religiones, nunca podrán cambiar lo suficiente para estar acorde con las necesidades del hombre”.

Se ha hecho necesario que aparezca una nueva religión, basada en los instintos naturales del hombre. Y ya tiene un nombre. Se llama Satanismo. El Satanismo es la única religión conocida por el hombre que acepta al hombre tal como es, y promueve la idea de convertir algo malo en algo bueno, en lugar de hacer el mayor esfuerzo posible para eliminar lo malo” (Lavey, Anton. 1969) “Así que, ¿por qué no tener una religión basada en la indulgencia?”. Algol explica que su satanismo es antirreligioso, pero “en el sentido de que no plantea la fe en ningún dios, ni es un rebaño de ovejas que siguen a un pastor; el satanista es en todos los niveles su propio ‘redentor’”. Se podría suponer pues, que este satanismo no es una religión si ésta se concibe desde el punto de vista que la define como la creencia y adoración en un Dios u otros seres sobrehumanos. El satanismo de Anton Lavey, por tanto, no ve necesaria la creencia en ningún Dios; consideran que uno mismo es el único culpable de que ocurran los acontecimientos, por lo que también serán responsables tanto si lo hacen bien como si obran mal. Estas argumentaciones me remiten al debate del problema de la teodicea, al cual acuñó Gottfried Leibniz para referirse a la “rehabilitación de Dios”. Entendiendo ‘teodicea’ como una argumentación usada por algunas religiones como un tipo de doctrina particular para explicar la contradicción existente entre un Dios creador, perfecto y bueno y una realidad malvada e imperfecta, a este tipo de satanismo no les hacen falta explicaciones puesto que se trata de una cuestión que no les preocupa y por lo tanto, no les afecta: “Pero si Dios está al mando y es tan benévolo como se supone que es, ¿por qué permite que estas cosas pasen?” “El Satanista no se engaña creyendo que a alguien le importa”.

-Satanismo más allá de una única realidad-

LAS INCURSIONES DEL SATANISMO AL OTRO LADO II


LAS INCURSIONES DEL SATANISMO AL OTRO LADO < II >
¿Por qué el Satanista que no cree en Satán, realiza rituales en su nombre?
José Cadaveria

Con este ensayo, quisiera aprovechar la oportunidad para explicarles a aquellos que piensan que el satanismo laveyano o no teista: “Es una contradicción, por no creer en Satán, ni entidades extracorpóreas y sin embargo practicar rituales”. Verán si piensan esto, es que son claramente creyentes y por tanto no hondaron en nuestra corriente ni comprenderán las sutilezas de la magia satánica atea.  El Satánico espiritual, o creyente al lanzar un conjuro, durante un ritual invoca a Satán para que se haga cargo de sus ruegos. El satanista ateo y racional una vez que comienza el ritual deja su raciocinio al lado (por eso a la sala o lugar de rituales, también se le llama: Cámara de Descompresión intelectual) digamos que durante el ritual el satanista pasa a otro estado de conciencia, durante el cual confía en la magia y cree en la fantasía de los demonios. Él sabe que todo ello, no es más que un producto de su imaginación, pero en el proceso ritualistico, creen en Satán como un ente extracorpóreo y poderoso. 

Sin embargo, una vez lanzado el conjuro y finalizado el ritual vuelve a su estado de conciencia racional y digamos que se desprende del acto del ritual. Esto de desprenderse del acto ritual, es como un mecanismo de defensa, que evita el estar quemando tontamente su energía, a través de la ansiedad provocada, por la expectativa de un resultado final favorable. Realmente, lo que hace el satanista durante el ritual es lanzar parte de su energía vital y la del grupo o dicho de un modo esotérico; crear un agregor o sirviente mediante la energía enfocada en el ritual para un fin concreto. Sin embargo, si el satanista junto a su congregación realizara esto de un modo totalmente racional se generarían una serie de dificultades durante el ritual, como dudas y distracciones, por ello se recurre a pasar de un estado de consciencia racional y atea, a un estado creyente e irracional. 

Esto se logra mediante la autosugestión autoprovocada, con ayuda de toda la parafernalia necesaria para el ritual junto con invocaciones a Satanás y una serie de acciones propicias para tal fin.

A fin de cuentas, el satanista durante el ritual poco se diferencia del satánico: Ambos invocan a Satán, ambos realizan el ritual en el nombre del Adversario, ambos le piden su asistencia y ayuda, durante el rito ambos creen realmente en el Señor de las Tinieblas. La diferencia es que el satanista cuando acaba baja a la tierra y continua con su vida, mientras que el satánico sigue perdido en los laberintos del infierno. Otro punto es que el satánico cree en Satán como si de una inteligencia exterior se tratara, muy parecido a como lo siente y percibe el creyente a su Dios, a veces hasta con pleitesía. El Satanista piensa que Satán es parte de su ser mismo, él mismo es Satán, el adversario de las religiones y la estupidez humana.  Pero lo más importante de todo esto, es que ambas formas de realzar el ritual; la del satánico y la del satanista son eficaces, es muy probable que incluso, si intercambiasen sus fórmulas ritualisticas, los resultados serían igualmente satisfactorios.