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¿EL SATANISTA AMA?

 EL Satanismo representa amabilidad con aquellos que se la merecen en lugar de amor desperdiciado en ingratos. No puedes amar a todo el mundo; es ridículo pensar que puedes. Si amas a todo y a todos perderás tus poderes naturales de selección y acabarás siendo un pésimo juez de carácter y de calidad. Si algo es usado con demasiada libertad pierde su verdadera importancia. 


Por lo tanto, el Satanista cree que debe amar fuertemente y por completo a quienes merecen su cariño. El amor es una de las emociones más intensas sentidas por el hombre; otra es el odio. Obligándote a sentir amor indiscriminado es algo poco natural. Si tratas de amar a todo el mundo, lo único que consigues es disminuir tus sentimientos hacia quienes merecen tu amor. El odio reprimido puede causar muchas enfermedades físicos y emocionales. 

Al aprender cómo descargar tu odio y dirigirlo a quienes se lo merecen, te limpias a ti mismo de todas esas emociones malignas y no necesitarás descargar tu odio reprimido sobre tus seres queridos. Nunca ha existido un gran movimiento de "amor" en la historia de la humanidad que no haya terminado asesinando un incontable número de personas —¡debemos suponer que era para demostrar cuánto las amaban! ¡Todo hipócrita que ha caminado sobre la faz de la Tierra ha tenido sus bolsillos rebosantes de amor! Todo religioso farisaico asegura amar a sus enemigos; aun cuando es atacado se consuela a sí mismo pensando “Dios los castigará”. 

En lugar de admitir que son capaces de odiar a sus enemigos y tratarlos de la forma que se merecen, dicen: “Bueno, pero por la gracia de Dios, voy a rezar por ellos”. ¿Por qué habríamos de humillarnos y rebajarnos a nosotros mismos al sacar una comparación tan incorrecta? Se ha pensado que el Satanismo es sinónimo de crueldad y brutalidad. Esto se debe únicamente a que la gente tiene miedo de enfrentar la verdad —y la verdad es que el ser humano no es tan benigno ni amoroso. Sólo porque el Satanista admite que el ser humano es capaz tanto de amar como lo es de odiar, es considerado odioso. 

Al contrario, como es capaz de dar rienda suelta a su odio a través de una expresión ritualizada, es mucho más capaz de amar —con el más profundo amor. Al reconocer y admitir honestamente tanto el amor como el odio que siente, no confundirá una emoción con la otra. Si no eres capaz de experimentar una de éstas dos emociones, no podrás experimentar la otra completamente.


7 REGLAS DEL ALQUIMISTA

1.- Lo primero es mejorar la salud. Para ello hay que respirar con la mayor frecuencia posible, honda y rítmica, llenando bien los pulmones, al aire libre o asomado a una ventana. Beber diariamente en pequeños sorbos, dos litros de agua, comer muchas frutas, masticar los alimentos del modo más perfecto posible, evitar el alcohol, el tabaco y las medicinas, a menos que estuvieras por alguna causa grave sometido a un tratamiento.


2.- Desterrar absolutamente de tu ánimo, por más motivos que existan, toda idea de pesimismo, rencor, odio, tedio, tristeza, venganza y pobreza. Huir como de la peste de toda ocasión de tratar a personas, murmuradoras, chismosas o vanidosas. La observancia de esta regla es de importancia decisiva: se trata de cambiar la espiritual contextura de tu alma. Es el único medio de cambiar tu destino, pues este depende de nuestros actos y pensamientos. El azar no existe.

3.- Haz todo el bien posible. Pero, debes cuidar tus propias energías y huir de todo sentimentalismo.

4.- Hay que olvidar toda ofensa, más aún: esfuérzate por pensar bien del mayor enemigo. Tu alma es un templo que no debe ser jamás profanado por el odio.

5.- Debes recogerte todos los días en donde nadie pueda turbarte, siquiera por media hora, sentarte lo más cómodamente posible con los ojos medio entornados y no pensar en nada. Esto fortifica enérgicamente el cerebro y el Espíritu, y te pondrá en contacto con las buenas influencias.



6.- Debes guardar absoluto silencio de todos tus asuntos personales. Abstenerse, como si hubieras hecho juramento solemne, de referir a los demás, aun de tus más íntimos, todo cuanto pienses, oigas, sepas, aprendas, sospeches o descubras, por un largo tiempo al menos debes ser como casa tapiada o jardín sellado. Es regla de suma importancia.

7.- Jamás temas a los hombres ni te inspire sobresalto el día de mañana. Ten tu alma fuerte y limpia y todo te saldrá bien. Jamás te creas solo ni débil, porque hay detrás de ti ejércitos poderosos, que no concibes ni en sueños. Si elevas tu espíritu no habrá mal que pueda tocarte. El único enemigo a quien debes temer es a ti mismo. El miedo y desconfianza en el futuro son madres funestas de todos los fracasos, atraen las malas influencias y con ellas el DESASTRE.

Paracelso

LOS BUENOS VIEJOS TIEMPOS: UNA DEFENSA DEL DIABLO


LOS BUENOS VIEJOS TIEMPOS: UNA DEFENSA DEL DIABLO
Anton Szandor LaVey

     Habiendo sido un joven rebelde, puedo testificar que los “buenos viejos tiempos” no fueron tan buenos. En primer lugar, el conformismo ─bueno o malo─ era el rey. Por supuesto, podemos hablar de los parámetros del conformismo en el mundo de hoy, y de alguna manera compararlos con aquellos del pasado. Es fácil sostener que uno es más conformista ahora, pero con normas diferentes. También creo que hay más espacio para el individuo, fuera del armario del inconformismo más que nunca –si se aprovecha la oportunidad─. Cosas que ahora damos por sentado fueron alguna vez un gran tabú como para llegar a ser impensables.   
     
En los buenos viejos tiempos, si usted no creía en Dios, usted al menos adulaba a un benévolo ser supremo. Curiosamente, el Diablo no constituía una amenaza y fue capaz de ser utilizado en todas las formas de la cultura popular. Pudo aparecer en todo, desde productos alimenticios a mascotas de equipos deportivos sin consternación. Siempre y cuando uno creyera en Dios, era perfectamente bueno usar a Satán por diversión. Si usted en realidad se tomaba en serio las persecuciones metafísicas, corría el riesgo de ser señalado como un extraño fanático religioso en el mejor de los casos, o como un adorador del diablo en el peor.  Los pertenecientes a la Orden de la Rosacruz, eran tan oscuros tanto como usted lo pueda imaginar.   

Instituciones como el ejército no tenían ninguna disposición para la alternativa; excéntricas religiones. Si usted era de una denominación cristiana, debía ser judío –un diferente tipo de ser humano, tolerado como mucho. Por lo menos los judíos podían cambiar sus nombres y vivir como cristianos y nadie sería el más sabio. No tanto con la gente de color quienes estaban atascados con su propio estigma. Es inconcebible hoy que el racismo sea real como en los buenos viejos tiempos.       A los románticos les gusta hablar del ritmo más lento del ayer. En muchas formas ello no era tan bueno. Si usted viajaba al extranjero y se enfermaba, no podía abalanzarse a un avión y regresar a su propia cama en pocas horas. El correo era lento, y las llamadas telefónicas de larga distancia eran costosas. Los productos finos eran tan bien hechos que se necesitaban cuatro hombres fuertes para mover una pieza que pudiera ahora ser sin ayuda levantado en una furgoneta (la gente respetable no conducía tales vehículos para uso personal). La agotadora labor acompañaba tareas que ahora se realizan sin esfuerzo. Conducir un auto era un gran riesgo; los neumáticos se revientan; los frenos presumiblemente eficientes fallaban. Un ligero codazo de un carro en el parqueadero de al lado era bueno para un fracturado portaequipaje, una abolladura en el guardabarros, o parachoques bloqueados. Radiadores sobrecalentados y la mayoría de los vehículos, si se sometían a las condiciones de hoy, serían detenidos en la orilla de la carretera.       La vestimenta era de material fino –y pesado, incómodo, caluroso, áspero, y difícil de conservar─. Los pliegues estaban donde debían haber estado, y mantenían esa forma, incluso si ello significara no sentarse. Los códigos de vestuario eran rigurosos. Yo no podía comprar una camisa negra, que no fuera hecha con base en ellos. Las barbas de cualquier tipo eran exclusivamente usadas por psicólogos, magos en escenarios, viejos marineros, y Santa Claus. Adornos como aretes en un hombre eran desconocidos. Un hombre respetable no tenía tatuajes, y si una mujer no utilizaba corsé o faja era una prostituta. El cabello de los hombres podía usarse largo en la parte superior si los lados y la parte de atrás tenían expuestos el cuero cabelludo –nunca largo como las chicas─. 

Las escuelas tenían oficiales que investigaban ausencias injustificadas y eran más estrictos de lo son hoy las prisiones. No había lugar para un niño sin reglas, no importa qué tan brillante sea. Hoy, una persona puede disfrutar el metal pesado (rock, heavy metal) y escuchar también música clásica. Antes, un chico era “empalagosamente dulce” o “intelectual” si prefería lo clásico.  Los equipos deportivos eran obligatorios si usted deseaba la aceptación de sus coetáneos. Me pregunto ¿cuántos tipos marginales armados hasta los dientes se iniciaron (como yo) para protegerse de los niños promedio? 

Si usted era blanco, cristiano, y le gustaba los deportes, estaba a salvo de las críticas y era muy bien considerado. Era verdaderamente la era de la WASP –White Anglo-Saxon Protestant: persona de la clase privilegiada de los EEUU, blanca, anglosajona y protestante–. El resto eran pertenecientes a los guetos –para su propia tranquilidad. El sexo era maravillosamente lascivo –tanto─ en ciertos aspectos. La masturbación era un pecado y una enfermedad, y el sexo antes del matrimonio descalificaba a cualquiera de la aprobación pública. La mayoría de los matrimonios servían para un único propósito –coger o ser cogido. Cuando uno considera la elaborada pompa acompañada de votos contractuales, y por un único propósito, las culpas impuestas por la religión se vuelven deslumbrantes. Incluso más deprimente de contemplar, son los efectos de la eugenesia en sociedades enteras que surgieron de tales uniones. Podría ser comparado con el destino de naciones enteras determinado por la regularidad de sus intestinos.  

El comercio de productos de higiene personal todavía no se había convertido en el supremo calificador. Pero tenía la libertad de constiparse. Si usted no era “regular”, existía dentro de un purgatorio especial, junto con masturbadores y comelones de ajo. La limpieza estaba al lado de la santidad –excepto en privado. Generalmente, la gente olía bastante fuerte. La ropa más pesada los hacía sudar más. Ahora, se consiguen más cosas para reducir el peligro de ofender, no obstante, la actividad es menos agotadora y hay menos probabilidades de comenzar a sudar. El ejercicio era de lo que uno suficiente tenía en el trabajo. Las mujeres no necesitaban entrenamientos. Las tareas del hogar se hacían cargo de eso.  

La lengua no tenía el tipo de blasfemia esperada hoy. Sin embargo, usted podía insultar u ofender con impunidad. La blasfemia, como el sexo, usaba el eufemismo con términos que podían enviar el mensaje, pero dejaban mucho que desear como catarsis. Lo que uno sentía quería decir no era en realidad lo que decía. ¡miércoles! “El entendimiento” fue limitado con el aprendizaje, no las relaciones humanas. La intolerancia proliferó, porque le dio al hombrecito una oportunidad para sentirse superior. La conformidad era muy importante, hizo que cualquiera ligeramente diferente fuera blanco del ridículo o la injuria. No había “gente especial”. Era un mundo mucho más cruel para los ancianos, los discapacitados, y los niños. La hipocresía estaba en todos lados porque la pretensión de superioridad moral era fácilmente mantenida. Aunque eran más altas las normas en las artes, el respeto era universal a títulos cuestionables como “Reverendo”. Un “educador destacado” cubrió mucho terreno inmerecido. Cualquier “hombre de escuela” era suficientemente prestigioso para garantizar respeto, y los generales de butaca siempre tenían su parte de discípulos con los ojos bien abiertos.  

Las hazañas de la guerra hicieron destacar a cada hombre. Pobre de los que no tenía experiencias de amigos en acción para relacionarse. Se esperaba que usted escuchara los relatos de un ex militar. Ahora, uno puede marcharse con la conciencia tranquila. El tipo en el taburete de al lado no tiene personas obligadas a escuchar. Estafadores y farsantes siempre tenían público porque cada uno era tan educado, con buenos modales y confiados en extremo. Si usted aseguraba la puerta, era una especie de chiflado paranoico o tenía algo que ocultar porque no había algo “coleccionable” que valía la pena ocultar o encerrar. Cosas coleccionables eran consideradas como “chatarra” para ser arrojada. Un coche de más de cinco años era un “cacharro” que no se toma en serio, a pesar de que puede haber sido un Packard o un Stutz personalizado. Los coches más viejos eran furiosamente apreciados por los jóvenes de secundaria como lienzos en los cuales pintar consignas estúpidas. Los libros eran tratados como “amigos” por los estudiantes, pero incluso los estudiantes maltrataron a sus amigos miserablemente, usando tocino como marcador de libro. Las revistas fueron manoseadas como pescado envuelto. Todo el mundo era de mano dura y paso firme. Las excepciones eran de tipo “artístico”, y querían ser más que un patán –“un hombre de la calle”- era mejor estar preparado para defender físicamente sus sensibilidades. La interacción humana era más visceral (trajes contra lesiones personales no abundaban aún) y uno tenía que demostrar en ocasiones que no era, en efecto, un marica. Un chico podía ser golpeado por leer Platón o llevar un estuche de violín (a menos que llevara adentro una ametralladora en el interior).  

Gay” significaba “feliz y despreocupado”. Si usted era homosexual, era un mariquita, un raro, un maricón o todo en torno a la perversión. De nuevo, con sexo normal aparentemente lascivo, la homosexualidad oculta se dio mucho más. Y la hipocresía: el coro de los amos, jefe de scouts, entrenadores, directores de camp, entrenadores físicos –y sacerdotes – todos por encima y más allá del reproche. Por consiguiente, mucho más abuso real ocurrió que hoy, cuando las preferencias sexuales no tienen que ser encubierta en credenciales sacrosantas o sobrecompensación rah-rah. La ironía está en la honestidad y blasfema franqueza una vez expuestos los flagrantes homosexuales, quienes eran los individuos más estimulantes intelectualmente en cada grupo. El suyo no era un grupo de identidad, pero si uno personal, desprovisto del evangelismo y la conversión. No les importaba si el mundo se volvió gay, o incluso sentía su influencia. Ahora, los empleados de armario y manoseadores de gimnasio tienen la más sana (y más alegre) competencia, sin verdadera perversión. 

Las preferencias alimentarias no eran ofrecidas en los buenos viejos tiempos. Cualquier otra cosa, menos “Amurican” – Hace referencia a la pronunciación inglesa de extranjeros, en este caso de la palabra “América”– tenía disponibilidad limitada. Aunque criticada, la comida rápida a menudo tiene sabor y se convierte en la comida de elección que se consigue sin problemas. La pizza solo podía ser comida en vecindarios étnicos, con quizás sólo una única especialidad sirviendo a una ciudad entera. Lo mismo ocurría con comida asiática o mexicana. 

A pesar de las quejas sobre la falta de “buena” música, los oyentes a los clásicos nunca tuvo tan buena. Es todo lo que hay, si se quiere. Una sinfonía entera puede ser adquirida por una fracción de su precio de 1940, y escucharla sin parar en un casete o un CD.  La misma selección constituyó 10 libras de registros muy frágiles, con una pausa de cambio cada poco minutos. Una colección entera de filmes favoritos puede ser adquirida y vista por todo el mundo con un aparato de vídeo. En el pasado, únicamente el más privilegiado podía pagar facilidades de proyección privadas.  

La lista crece. Anteriormente, si usted era propietario o montaba una motocicleta, era estigmatizado como un loco salvaje. Si utilizaba una bicicleta como medio de transporte, y era mayor de 14 años, era sin duda un excéntrico dado a una dieta nueces y bayas, con tejidos holgados. Si usted no buscaba el deporte, era un llorón afeminado. Las artes marciales eran conocidas únicamente como “jooey jitsoo” y practicadas por cobardes. Un hombre real se pone los guantes y pelea como un verdadero hombre. Si un hombre joven no bailaba, era un cretino que no podría esperar nunca conseguir una chica. Si una mujer joven no cocinaba o cosía, ningún tipo la desposaría.  

Todos los chicos querían jugar a los indios y vaqueros, ellos mismos siendo siempre los vaqueros. Un chico pesado era llamado “gordo”, uno con gafas, “cuatro ojos”. La complexión ideal para un chico era como algo que se veía flotando en un inodoro, con una cara para que coincida. Si era muy alto y muy delgado, era “la muerte andando”. Las chicas les maldecían con aguileñas (grandes) narices, largos pies, y más de 45 en calzado y era considerado horrible y eludido. Una chica con gafas estaba destinada a ser una bibliotecaria y velocista, y suponía ser todo disecado. El estándar de hoy para la belleza femenina es exactamente lo que se consideraba entonces torpe y poco agraciado.  

¿No desea usted volver atrás a aquellos días de antaño, cuando el más grande logro era convertirse en presidente? Luego todos lo amarían y respetarían. 

EL ÁNGEL REBELDE




EL ÁNGEL REBELDE

Satán es la alegoría del ángel rebelde que hizo de la duda su emancipación del reino soso de dios, convirtiéndose en el antagonista de lo que el viejo dios representa: el dogma, la fe ciega, la mentira, la imposición, la censura, la ignominia y el oprobio.

Satán por excelencia representa la naturaleza divina del animal humano, es decir la conciencia de la carne; rechazamos la idea del viejo dios y en su lugar deificamos nuestra condición de animales racionales de conciencia volitiva.

Nosotros somos quienes portamos con orgullo el estigma del diablo, quienes hacemos de su nombre estandarte fiel de nuestra filosofía y proceder en la vida, nosotros sabemos que ser antimente es ser antivida.

SATANISMO Y RACISMO


SATANISMO Y RACISMO
Líneas divisorias y lazos comunes
Matt G. Paradise

En la década de 1990, la cara del satanismo vio algunas manifestaciones heréticas, deflectivas y rebañeras, como cualquier movimiento revisionista de importancia. Nosotros, como arqueólogos idealistas, escogimos principios de ética y filosofía desde fuentes consideradas por las masas como célebres o detestables (en gran medida, detestables). Algunas personas, satánicos y cualquier otro, han reflexionado sobre los problemas de compatibilidad con el creciente movimiento racista (aunque no la política racial). Si le parece extraño o poco probable, considere primero estas palabras de Anton LaVey:

De cada conjunto de principios (ya sea religioso, político o filosófico), algunos buenos se pueden extraer. En medio de la locura del concepto hitleriano, un punto destaca como un brillante ejemplo de esto ─¡la fuerza a través de la alegría!

Uno de estos lazos filosóficos que el satanismo y muchos movimientos de proporción racista tienen, es con el filósofo alemán del siglo XIX, Friedrich Nietzsche. De hecho, Nietzsche dejó un profundo impacto en los escritos de Hitler y LaVey; sin embargo, dos caminos distintos fueron tomados por estos caballeros (Der Antichrist). Michael Moynihan, en la introducción a su entrevista con el vocalista y racista George Eric Hawthorne de la banda Rahowa escribe: 

…si te importa ir más allá de captar la atención de los medios y, de hecho, que escuchen lo que tienes que decir, sería, sin duda, volar directamente sobre la cabeza de la mayoría de los campesinos racistas sureños o ‘traficantes de odio’ hitlerianos, tanto como para sacar de quicio hasta el más típico humanista liberal”.
(The Black Flame Vol. 6, No. 1 & 2, p.40

Religiosa y filosóficamente, muchos de los que están en el movimiento racista son descaradamente anticristianos, eligiendo mejor alinearse con el panteón pagano del norte de Europa. (‘La Iglesia Mundial del Creador’, una organización racista, es también una religión totalmente legal, que alaba el yo como un "creador" y se mantiene como uno de los enemigos más fervientes de la ideología judeo-cristiana en el campo racista). Vampiir Kremator de la banda Maschinezimmer 412 resume la gran diferencia así: "El satanismo es más una ideología, mientras que el odinismo es espiritual". (Magazine "Worm Gear" #4, p.18). Las Runas (antiguas herramientas de adivinación de las culturas del norte de Europa) han puesto de manifiesto un significado arquetípico estético y/o simbólico sobre los odinistas, satanistas, nazis y racistas; a veces por razones similares, a veces no. La cultura guerrera del antiguo pueblo nórdico es un testimonio que brilla para la gloria de los rasgos humanos de calidad, como la inteligencia y rendimiento, similar a las piedras angulares de la virtud satánica y ciertos ideales racistas. 

Digo cierto porque, con toda sinceridad, cada colectivo en la Tierra será atraída por diferentes tipos, y no todos a la altura de los más grandes estándares. Por debajo de los verdaderos satanistas, están los aspirantes, sin-cerebro, conformistas y las subculturas obsesionadas con cualquier grupo de música extrema que les haga mover sus piernas. Lo mismo sucede con el movimiento racista, aunque aparentemente sean más tolerante con sus sanguijuelas: 

Tenemos nacionalsocialistas, y gente que odia el nacionalsocialismo. Tenemos gente que honra la bandera de Estados Unidos, y otros que la queman. Tenemos personas que creen en la amabilidad del Orgullo Blanco, y otros que hierven en odio y se hacen llamar supremacistas blancos. Tenemos gente que son conservadores en sus opiniones, mientras que otros son radicales y revolucionarios. Algunos de nosotros queremos un pequeño pedazo de América, mientras que otros quieren conquistar el mundo para nuestra clase”.
(Resistance Records

Uno de esos revolucionarios en el movimiento racista es James Mason, líder de Universal Order. Este Nacional Socialista expresa una afición por los escritos de LaVey (y reimprimió en la edición del boletín ‘SIEGE’, una sección de "El libro de Satán" de La Biblia Satánica) aunque no es fan de fomentar conductas respetuosas por la ley. 

Bueno, creo que Anton LaVey aboga por la buena ciudadanía -usando su inteligencia y no trabajando bajo alguna superstición ─pero en lo más bajo de sí mismo, fue un buen ciudadano. Y no abogó por ser un buen ciudadano ─Abogó por subvertir la sociedad… hay un montón de puntos en común [entre los grupos]. Usted mantiene cierto tipo de norma que solo va a atraer a un cierto tipo de personas. El satanismo va con eso. Con nosotros, es la esvástica”.
(“OHM Clock” #3, p.9

Así que, de nuevo, es cuestión de tomar lo que está de acuerdo y descartar lo que está en contra de la naturaleza individual. O en contra de la naturaleza en general, para el caso. En gran parte es por eso que ambos, racistas y satanistas suelen tener una postura anticristiana: porque la religión cristiana (y la mayoría de otras "grandes" religiones) son realmente antinaturales. (Esto, de nuevo, figura en la filosofía nietzscheana, y en los escritos de Ragnar Redbeard. Por el contrario, esto excluye la masa de miembros del Ku Klux Klan, muchos de los cuales se inscriben al movimiento por su identidad cristiana: un grupo que cree que la Raza Blanca es el pueblo escogido de su dios, y que los judíos son descendientes de "Satán". El grupo racista más grande para personificar esta forma de pensar es Aryan Nations). Ambos (especialmente los satanistas) desprecian las personas que invariablemente muestran un comportamiento parasitario sobre la sociedad. La inteligencia y el rendimiento son la regla estándar e inmutable en el satanismo, mientras los criterios raciales entran en juego (a veces, además de nuestros puntos de la lista) con los racistas. Considere lo siguiente para cualquier filosofía: 

…tenemos la obligación de la naturaleza de la que somos parte de participar tan eficazmente como sea posible en su eterna búsqueda de mayores niveles de desarrollo y formas superiores de vida. Esta obligación ha sido reconocida y expresada por nuestros poetas y filósofos a lo largo de la historia… Nietzsche nos dijo que nuestra primera responsabilidad es la de ayudar a preparar al mundo para la venida de un tipo superior de hombre. George Bernard Shaw escribió que estamos obligados a servir a la fuerza de la vida en su lucha conocerse a sí misma más a fondo (es decir: para alcanzar niveles superiores de conciencia)”.
(National Alliance

Particularmente, para el grupo antes mencionado, las jerarquías racistas se atribuyen el valor humano que (quizás sorprendentemente) sólo se debe medir de carrera en carrera, con el hombre blanco en la delantera. Sobre los blancos, este desacreditado autor racista agrega: 

…Ellos [los blancos] tienen muchas formas. Desde las educadas prostitutas de los medios liberales, que se humillan ante sus amos asquenazíes con ofrendas de propaganda anti-blancos; a los hombres y mujeres materialistas sin alma... hasta los semi-retrasados rurales y urbanos con sucias residencias, hay sin duda, legiones de tontos declarados y de vidas pobres, deficientes que se disfrazan como blancos debido a su pigmentación pálida… nosotros los blancos racistas únicamente respetamos gente blanca que merecen respeto, y alejamos a los blancos de baja autoestima que merecen nuestro desprecio. En todo caso, reconocemos que la abundante oferta de perdedores blancos sólo refuerza nuestra creencia de que no todos los hombres son creados iguales”.
(Resistance Records

Extendiéndose a un plano más inclusivo, esas son palabras realmente hermosas, misantrópicas, que cualquier satanista podría apreciar (y su atribución al darwinismo social es muy implícita). No es del todo impresionante que esta imagen no es la que los medios han pintado con su actual retórica dominante, a partir de los canales de noticias corporativas por cable hasta las revistas "más de moda" (ambos ilusoriamente se enorgullecen del "objetivo" de informar). 

Y es esta inseguridad de rebaño y sus medios de comunicación reflexivos los que nublan la percepción del núcleo de cualquier ser que se esfuerza por llegar a un terreno más alto. Los satanistas y racistas son enorme y vehementemente rechazados por ciertos sectores de la sociedad (sin embargo, los satanistas pueden obtener sustancialmente menos de esta reacción negativa, dependiendo de la situación, la ubicación y la gente). Se podría decir que aun somos temidos ─y por buenas razones─ aunque no por muchos de los propagadores de "horrores". Ahí radica la diferencia entre muchos grupos racistas y nosotros: Los racistas, comprensiblemente, no quieren ser la minoría (ya sea racial o ideológica); los satanistas, sabiendo que somos una minoría, somos muy felices (y con frecuencia, bastante vertiginosos) y en muchos casos, animamos a la escoria humana a alejarse de nosotros. Para algunos satanistas, es improductivo promover lo contrario. 

Para facilitar los elementos de la tentativa (y defensivamente proyectados) al miedo y el ostracismo hacia nosotros (fíjate, el colectivo ‘nosotros’), los medios de comunicación alistan sus principales tropas, desde lo que parece ser algún departamento de propaganda centralizada y las dirigen a lo que puedan sacar provecho rápidamente: El satanismo y el racismo son los más populares; mientras más complicada sea la definición, más grande es el pago (Sólo hay que preguntarle a Jerry Springer). A ambos, como si por algún grupo muy poco original de ejecutivos de publicidad, nos retratan como "pandilleros" (oh, ¿no has leído la ley propagandista cristiana que está tratando desesperadamente por castigar a los satanistas "relacionados con pandillas?" Ahí está, créeme), "criminales de odio", y en general, de naturaleza irracional y de violencia sin control. Resistance Records escribe una apropiada defensa sobre estas reclamaciones: 

…La televisión está saturada de violencia, y nuestros jóvenes pasan interminables días con videojuegos como Mortal Kombat… [además] Hard Metal, Gangsta Rap, Hardcore `anti-racista’ como Rage Against The Machine, y varios otros géneros de música, que son cargados de imágenes y conceptos violentos… pero gozan de licencia artística para decir lo que piensan y levantan las listas de Billboard, prácticamente sin oposición… a los que afirman que los blancos racistas representan una imagen que es más violenta que la del resto de esta sociedad demente, mírales a los ojos y decláralos hipócritas”.
(Resistance Records

Por supuesto, esos términos empleados, ─los crímenes de odio, en particular─ son totalmente subjetivos. El odio está bien en este país… siempre y cuando sus formas encajen perfectamente en los orificios anales de la retentiva y aceptación social y de la política correcta. (Y hay niveles comparativos en los que se le permite a la manada juzgar las religiones. Por ejemplo: el cristianismo es algo bien de ser elegido sucesivamente; y tal vez más con los años; Sin embargo, el judaísmo está prohibido. No se puede escudriñar esa religión; después de todo, "ellos" sufrieron un holocausto, ¿no lo sabes? Debe ser sabido que este satanista está totalmente arrepentido en su entendimiento de estas dos religiones, en un sentido básico, son llagas en la misma puta infectada). “Quitarles el derecho a los racistas de tener sitios web” Está bien. “Quitarles el derecho a las acciones afirmativas”, está muy mal. Si he leído la medida correctamente, cualquier punto de vista racial poco ortodoxo expresado públicamente (especialmente en nuestra cultura americana obsesivamente sensible) provoca una condena más enfática que el homicidio. Severo, pero se entiende la idea. La libertad de expresión es para el recién inspirado. La democracia es para la gente bonita. 

Y ninguno de nosotros es, en sentido de la gran medida social, bonitos. Aprovechamos esto para nosotros mismos hasta cierto grado y en el caso de los satanistas, lo utilizamos para sacar nuestra mejor ventaja, a sabiendas de una verdad humana inquebrantable: La sociedad sin sus demonios (incluso sus demonios blancos) es una sociedad sin oposición: débil, sin analítica, conformista y delirante; y me refiero en gran manera, más aún de lo que ya es. Así como Satán, el acusador, será siempre (sin embargo, a veces encubierto) un péndulo social que oscila en la dirección opuesta de vez en cuando, en nombre del equilibrio, será así el racismo, descubrir cuestiones raciales que pueden ser dignas de observar, independientemente de los que (cobardemente) prefieren no hablar sobre cualquier cosa relacionada con estos temas "sensibles" (ej.: raza, género, clase, etc.) por temor a ofender a alguien, presumiblemente a nadie. En este mundo de sonrisas, de decir-nada y tranquilidad, prefiero ofender que pretender, a mi discreción; detrás de ambos está el mismo fuego: Satán y la esvástica.