LA OLVIDADA HISTORIA DE KRAMPUS


LA OLVIDADA HISTORIA DE KRAMPUS
La bestia que devoraba niños en navidad

Hace siglos, diciembre no solo era una época edulcorada de regalos y sonrisas, también podías acabar en las garras de un demonio por tu mal comportamiento.


Unos ojos inyectados en sangre estudian la oscuridad de las calles cubiertas de nieve. El cuerpo envuelto en un negro pelaje se mueve mientras repican las campanas que agita una mano de largas uñas. En la cabeza, dos cuernos torcidos se alzan hacia el cielo y una lengua rojiza se relame los labios monstruosos.

La Navidad en las regiones alpinas austríacas no siempre fue una época de luces brillantes y cajas de regalos envueltas en bonitos papeles. Hubo un tiempo, hace muchos siglos, en el que la época navideña era temporada de leyendas que aterrorizaban la fértil imaginación infantil de los niños germanos.

Y el Krampus era el rey cuando se trataba de nutrir el pánico.

Acompañante del benévolo San Nicolás, Krampus, una bestia mitad cabra mitad demonio, salía a las calles de Austria y Alemania el 6 de diciembre. Así, mientras uno se dedicaba a repartir regalos a los niños que se habían portado bien durante el año, el otro se dedicaba a perseguir a los malos.

A los que eran atrapados les esperaba un futuro espantoso: podrían ser castigados o arrojados a una gran cesta que el Krampus portaba a su espalda para posteriormente ser llevados al infierno, donde serían devorados o torturados.

"El Krampus es el yin del yang de San Nicolás. Tienes al santo y tienes al diablo. Se nutre del deseo subconsciente y macabro que tiene mucha gente y que es opuesto a la Navidad de sacarina con la que crecimos muchos de nosotros", asegura en la revista del Smithsonian Jeremy Seghers, organizador de un festival de Krampusnacht estadounidense.

La realidad es que el Krampus poco tiene que ver con la Navidad. Se cree que la leyenda nace en el folklore pagano de la región y su nombre proviene del alemán Krampen, que significa "garra". Durante el siglo XII, la Iglesia Católica intentó suprimir las celebraciones del Krampus debido a su parecido con el diablo. Lo mismo pasó en 1934, tras guerra civil austríaca.

Según Al Ridenour, periodista entusiasta de la leyenda, el aspecto aterrador del Krampus no responde a otra cosa que al deseo paternal de infundir miedo para que sus retoños sean fáciles de manejar.

"Es solo un hombre del saco utilizado para fomentar el buen comportamiento. Hasta los últimos 100 años más o menos, y quizá durante milenios, los padres han utilizado este tipo de broma construida de figuras amenazantes para mantener a los niños a raya", sostiene el periodista en una entrevista de Dazed.

Aunque la tradición permaneció una época olvidada, en los últimos años ha resurgido de nuevo con fuerza en diversos rincones de Europa y EEUU. La noche en la que el Krampus se pasea por las calles, la Krampusnacht, los hombres jóvenes suelen vestirse de esta bestia mitológica, beben alcohol y amenizan la fiesta persiguiendo a los viandantes.

El terror que antes sentían los niños se ha evaporado y el Krampus se ha convertido en una figura comercial con la que hacer dinero a través de películas, libros, series y hasta figuritas de chocolate.

Pero su presencia nos recuerda que, hace unos años, diciembre no solo era el mes de las recompensas sino también la época en la que debías responder por tus pecados infantiles ante una bestia infernal.