SATANISMO MODERNO II

SATANISMO MODERNO II

Michael A. Aquino era un oficial de contraespionaje del ejército estadounidense, especializado en Guerra Psicológica y en Técnicas de Desinformación. Encontró a LaVey en 1969 y empezó a interesarse por el Satanismo. A diferencia de LaVey, creía en la existencia del demonio y consideraba que la Iglesia de Satán practicaba un Satanismo vulgar y desacralizado, así el 21 de junio de 1975 decidió invocar al demonio, quien le habría revelado el propio plan para eliminar el cristianismo.


Después de esta “revelación”, Aquino decidió fundar el Templo de Set, empezó a considerarse la “segunda bestia 666” y además, escribió un texto: The Book of Coming Forth by Night, que contenía la “verdad revelada” por el demonio. El Templo de Set era guiado por una pequeña elite sacerdotal que afirmaba que podía comunicarse con Satán y se basaba en una “teología” mucho más articulada que la de la Iglesia de Satán, expuesta en el libro de Aquino: Magia negra en teoría y en práctica.

Aquino consideraba que el universo objetivo no es la única realidad existente y que el hombre posee una chispa de vida en contradicción con todas las leyes “objetivas”. Según Aquino, el gran adversario de Dios, llamado Satán, cuyo verdadero nombre es Set, es un personaje real, en condición de revelar y transmitir al hombre la capacidad de interrumpir las leyes ordenadas del cosmos, para crear una realidad plasmada a medida del individuo.


Las actividades del Templo de Set se llamaban “magia negra” y “Satanismo”. Los rituales consistían en la práctica de la “pequeña magia negra”, basada en el uso de la psicología para manipular en forma ventajosa el mundo objetivo y en la práctica de la “gran magia negra”, que considera la evocación de Set, cuya ayuda permitiría la realización de la propia voluntad.

No obstante que Aquino haya afirmado que no cometió actos desviados y actividades ilegales, al inicio de la década de los ochenta fue el centro de diversas investigaciones bajo la sospecha de que, con su mujer, rebautizada como Lilith, había llevado a cabo abusos sexuales rituales contra niños de la guardería de la Prisión militar de San Francisco. Sin embargo, gracias a la protección del ejército, aunque si los indicios eran serios, no fueron juzgados suficientemente para sostener con éxito la acusación penal.


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