NO SOY GÓTICO
Rev. Matt G. Paradise ©1998
Muchos de nuestros lectores habituales ya estarán probablemente familiarizados con mi odio por el aspecto social de la subcultura musical. Esta no es más que una excusa barata de identidad y una manera de hacer que a otras personas les agrade alguien que de otra forma sería desagradable. Para muchos involucrados con lo que pasa por ser una identidad musical en los años noventa, particularmente aquéllos que se escudaban en el obviamente erróneo nombre de "alternativo", se hace cada vez más grande la tendencia —si bien casi imposible de detener —de llamarlos "subcultura", ya que muchos son apenas descaradamente nada más que una corriente principal; tanto son una corriente principal, de hecho, que su propósito original de alentar la complacencia social es ahora el objetivo de muchas entregas de medios como Cosmopolitan y Vogue, y una pretensión audiovisual de jugar a la depresión para que los incautos adolescentes en ropas oscuras puedan meditar y sentirse "filosóficos". —una vez más, todo este asunto no es más que una enorme prueba social de obediencia precipitada, construida desde el mismo centro. Una de las identidades musicales que hace lo más que puede para permanecer apartada, por lo menos tanto como le sea posible, es la gótica. (Algunos puristas pueden confundirse por el uso del término, así que diré esto: El término Gótico se usará para describir la versión de la subcultura musical a la que hago referencia y apenas relacionada con la definición clásica).
Diré, sin embargo, que hay algunas —y recalco la palabra "algunas" —cualidades que se refieren a esta reacción social vestida con la más oscura y profunda ropa fetichista de cuero y correas, lo cual no carece de mérito. Pocas personas en tiempos modernos tienen el aprecio suficiente por el período romántico, la elegancia, el decoro, la puesta en escena y varios esfuerzos literarios provenientes de la élite misma. Los góticos gravitan normalmente alrededor de estos elementos, pero a diferencia del concepto manejado por el Satanismo, lo hacen con poco o ningún contenido. Pero, toda la idea entera del Gótico moderno no es exactamente el de ser un modelo empaquetado de verdad o de apoyar la pompa y el boato con una posición definida al respecto. Sus motivos son más que carnales.
Para ser completamente sincero, hay una atracción sexual definida en algunos góticos, el mismo concepto que apela estrictamente a la exploración sexual. Éste es su más fuerte atractivo, y si tus preferencias encajan en sus límites, resulta bastante pragmático. Sin embargo, cuando se trata de cuántos arañazos y mordeduras puede uno infligirse, es cuando se vuelve un juego bastante infantil de agresión pasiva proyectada en un contexto pantomímico que encaja más en una Condesa Bathory que algo de lo que Poe o Byron podrían haber descrito. Quizás, esto hace que hasta los Cenobitas de Hellraiser tengan ahora fama de "góticos". No podría decirlo. Ya ves, no soy gótico.
Sin embargo, soy un Satanista. Tengo una fuerte afinidad por el lado más oscuro de las cosas, pero selecciono y escojo como cualquier conocedor lo haría, viendo como hay muchas cosas que me resultan repulsivas. Y, sobre todo, no comparto los gustos más bien chocantes con los que el gótico parece estar familiarizado. Los góticos modernos y los Satanistas tienen algunos gustos comunes, pero también, muchos que plantean diferencias diametrales.
El mayor asunto a considerar: los góticos tienden a encontrar belleza, y hasta cierta identificación, tanto en lo oculto —es decir; lo escondido —y el cristianismo, llegando a un compromiso extremo en cualquier clase de integridad. ¿Cómo es que todo ése ambiente de hechicería, investigación sexual, vampirismo y Halloween en general van de la mano con una religión asexuada, estéril y poco expresiva? He notado que, en muchos casos, hay un número habitual de góticos que parecen reunir tanto el Satanismo como a varias tendencias cristianas, llevando consigo una fuerte tendencia a la indecisión. No puedo más que aplaudir de todo corazón el amor por la literatura trágica/romántica y de misterio de los siglos XVIII y XIX, pero tales obras fueron miradas con recelo por la religión a la que muchos de estos góticos siguen aferrándose. Algunos, quizás más que otros, podrán protestar diciendo que su adoración por el Xianismo es meramente una moda o que sólo emulan a Jesús Cristo o a una versión embellecida de la persona del dios Xiano. Cuán limitante y sobre todo, cuán desligado de su tendencia oscura. Parecen tener una proclividad por investigar los tesoros arcanos, perdidos y olvidados, oscurecidos por una sociedad desechable, y en lugar de ir al lado de la masa, hay caminos más inspiradores por los cuales discurrir; en otras palabras, pueden sentir que luciendo raros pueden atraer algo de inactividad social, pero siempre pueden andar con su Placa de Buenas Personas (GoodGuy Badges) cuando hace demasiado calor, señalando intencionadamente los crucifijos exageradamente grandes que cuelgan enfermizamente de sus cuellos. Quizás, algunos salgan con la trillada frase: "Oh, no somos malos... nos gusta Dios. Somos oscuros, pero NO somos Satánicos", parece ser una actitud de chivo-expiatorio implícita que muchos Paganos y Wiccans usan con bastante frecuencia —intencionadamente, contra nosotros —para ganarse alguna entrada en la sociedad. En todos los casos mencionados, la actitud es favorablemente Xiana: esforzándose en desasociarse ellos mismos de —y por ahí derecho destruir a —los supuestos "malos", en lugar de hacerla de una forma más autónoma y esperar así una reacción más legitimadora. Hay góticos que, por supuesto no juegan con el Xianismo y están mucho más alejados de la hipocresía antes mencionada. Desgraciadamente, estos son los que a menudo tratan con el Satanismo con una irresponsabilidad casi infantil, como si fuéramos el próximo paso evolutivo desde el nivel más bajo de la estupidez.
En el Satanismo practicamos lo que muchos de nosotros consideramos un aislamiento creativo y/o productivo, sintiéndonos bien aparte del hábitat y los pasatiempos de las masas. Más de un “gótico” que he conocido ha expresado un desprecio notable por el rebaño, sólo que hay una diferencia notable. En el extremo creativo, podría proponerse algún argumento para su forma de ejercerlo, aunque hay un sentido de identidad de grupo subsecuentemente fuerte —si no en mente, entonces en cuanto a la moda —su creatividad se limita a menudo a específicos paradigmas macabros. Más cerrado aún parece el acercamiento productivo al gótico. El separarse visualmente de la manada es a menudo un método muy saludable y terapéutico de extracto social, pero poniéndose un atuendo tipo Bela Lugosi 24-7 (24 horas al día,7 días a la semana) ha de frustrar, como nos sugieren varios ejemplos, cualquier posibilidad de éxito y de alcanzar meta alguna en el mundo real. Consideremos el Factor del Equilibrio, en la Magia Satánica como una analogía pertinente. El conocer las propias limitaciones y "cuándo ser infernal vs. cuándo ser prudente" es una de las piedras angulares de cualquier logro Satanista. Es una cuestión de conocer la diferencia entre la alienación calculada de elementos indeseables y la alienación accidental —y a menudo, no deseada. Algunos individuos son misántropos, mientras que otros son unos completos perdedores que se esconden detrás de una imagen glorificada. La prueba está en la personalidad. Y en los hechos.
Lo segundo en el orden por el contraste Satánico, encontramos el flirteo cuasi orgiástico que los góticos tienen con los conceptos de muerte y depresión, los lazos más realistas que los liga con el Xianismo. Como es declarado abiertamente por muchos Satanistas, incluso por Anton LaVey, el Satanismo es una filosofía amante de la vida, y no de la creencia obsesionada con la muerte, tanto hasta el punto de tener como modelo de admiración a un tipo crucificado. La muerte es un asunto igualmente obsesivo tanto para los Xianos como para los góticos. Pero, ya que la muerte es una inevitabilidad, podría decirse que no hay nada más que decir al respecto. Ciertamente hay asuntos relacionados con la vida de los cuales se puede aprender sobre la muerte —muchos de ellos limitados por fuertes metáforas —y sus diversos íconos, pero difícilmente es un asunto mental y emocionalmente saludable al cual romantizar y venerar. En contraste, los Satanistas viven para el aquí y ahora, lo cual aumenta la calidad de nuestras vidas, en especial porque no estamos sujetos a la hace rato caduca creencia de un "paraíso inteligente". Recíprocamente, esperar un puesto en un lugar etéreo de ficción es una brillante declaración, que dice mucho del valor de una persona, o para ser más preciso, es una falta de valor respecto a su inteligencia y desempeño. Es jodidamente patético, también.
Además, está el asunto de la depresión. En el Satanismo, es un tema bastante trillado. Tenemos el psicodrama del ritual para purgar tales sentimientos depresivos. Los góticos parecen encontrarnos inicialmente en el umbral de éste, y luego se pasan del límite, forjando un estilo de vida real basado en el dolor, en vez de sacar éste de sus sistemas y dejarlo tras ellos. Además, si pides atención injustificada, el blandir tus incomodidades atraerá igual "preocupación" y distraerá a otros del hecho de ver la raíz de su locura, que suele ser una persona miserable, nada impresionante y carente de inspiración. No un Satanista.
Por supuesto, la atracción obsesiva de los góticos que guarda cierto paralelo con la propensión metafórica de muchos Satanistas, es la imaginería vampírica. Lo que hallo tentador y atractivo en la personificación del vampiro es ese sentido de romanticismo oscuro, casi un anti-héroe en algunas representaciones; y en general, un atributo profundo que hace falta en la mayoría de las representaciones cinematográficas de vampiros. También resulta seductor ese aire de nobleza y elitismo incluido en muchos de los caracteres vampíricos, cualidades respetadas por numerosos Satanistas. Sin embargo, no hallo el menor interés en la predilección que muchos góticos de ésta época tienen con respecto a la sangre, bien sea el de darla o quitarla. (Así mismo, el miedo o repulsa a símbolos Xianos, aunque ciertamente unos cuantos melodramáticos góticos modernos no son un problema; es demasiado ridículo como para examinarlo, y bastante irrelevante —incluso para un individuo ligeramente inteligente). Este beber del fluido de la vida parece demasiado armonioso con la metáfora del cuerpo y sangre de Cristo, tanto así que lo tomo no más que como un retroceso en el tiempo, cuando los buenos siempre debían ganar y los malos ser vencidos. Quienquiera que esté definiendo tales conceptos, para mí el chupar sangre es mejor dejarlo en los libros y las películas bien hechas.
Desde un punto de vista Satánico, la literatura gótica evoca una gran tensión dinámica y cierto aire, y partes de esto podrían ser consideradas componentes de nuestras raíces inherentes. También presenta mucho de las tonterías y debilidades humanas, lecciones que obviamente se deben evitar. Sin embargo, simplemente al Satanista no le sirve tomar la estética de este lado más oscuro y elaborar a partir de ello una filosofía etérea para el ego: revolcarse, saturar el ego de la santurronería hasta la auto-aflicción. ¡Vaya descanalizado e improductivo monton de energía! Hay cierta utilidad en los temas góticos, particularmente para el ritual y la ceremonia, así como la pompa que enriquece con cierto estímulo. El umbral se desvanece cuando el estímulo reemplaza todo sentido de perspectiva; se transforma en compulsión, y cada Satanista sabe el peligro que implica el llevar la indulgencia demasiado lejos. También es apropiado aquí.
Así, si el Satanista descartara las trampas del Xianismo, la adicción improductiva a la muerte y depresión, y todos los otros elementos no-satánicos que parecen más un producto de debilidad social que una exploración en lo misterioso, que lo que es gótico puede demostrar satisfacer como un deseo normal para lo que muchos Satanistas encuentran agradable. Siempre ha sido Satanista el no tirar algo sin sacar de ello cualquier cosa que tenga un contenido significativo —un ejemplo brillante puede hacerse de los trabajos musicales de Wagner, viendo como la actitud "políticamente-correcta" de la manada parece que no puede excluir el hecho de que resultaban atrayentes para Hitler y la Alemania Nazi. Tal es la naturaleza del rebaño. De nuevo, encuentro atrayente algunos elementos góticos, pero de ninguna manera significa que estoy a punto de usar la etiqueta y ver asociado a mi ego Satanista con rasgos contraproducentes para mi personalidad. Hasta donde tengo entendido, el gótico moderno es, para muchos de sus seguidores, más que todo una moda, optan por una de las muchas identidades sociales disponible a las masas y uniéndose a otra menos aceptable. Me resulta extremadamente complicado ver algo "gótico" en Nine Inch Nails, viendo que esta floja conexión no es más que la tendencia que infesta el género, más allá que cualquier otra cosa. De nuevo, no soy gótico, pero sé cuándo huelo una rata y este barco está repleto de éstas. Considerado el aumento de explotación, parece que sea sólo cuestión de tiempo antes de que el barco comience a hundirse.
Material publicado en Not Like Most #4
Matt G. Paradise, ©1998.