LA GUERRA INVISIBLE


LA GUERRA INVISIBLE
Anton Szandor LaVey

Estamos inmersos en una guerra. No es simplemente una guerra librada con fusiles y bombas “ahí afuera”. Las refriegas tienen lugar en nuestra propia mente. Cuanto menos consciente es uno de la guerra invisible, más receptivo es al continuo proceso de desmoralización, pues el humano insensible es vulnerable, maleable, débil y e inmaduro como para tener el control.

La guerra invisible permite a las víctimas regodearse en la sensación que han elegido con libertad, cuando en realidad se sienten débiles e incapaces. He trazado el perfil de algunos aspectos correspondientes a las armas usadas en esta guerra para comparar sus presuntos efectos en el entorno, el cuerpo y las emociones de cada persona. Las vías de infección están por todas partes, Las “bombas” están cayendo a nuestra puerta todos los días. Los periódicos sensacionalistas, la radio, la televisión… Todos son catecismos de la desmoralización.

CONTROL DEL CLIMA:
Las condiciones meteorológicas anormalmente prolongadas con escaso o ningún cambio (especialmente largos periodos de tiempo soleado), proporcionan abundantes oportunidades para la incubación de agentes virales y bacterianos. Una ventaja añadida, es que el tiempo soleado y cálido, anima a las personas a reunirse en grupos, a ir a estadios, a la playa, al parque. Estas masas de humanidad crean una onda mental que aniquila la energía creativa y amortigua el ambiente, contribuyendo al objetivo principal de una desmoralización generalizada.


AGENTES VIRALES Y BACTERIANOS:
Es una estupidez creer que la investigación de las técnicas de guerra bacteriológica terminó con la invención de la bomba nuclear. En estos momentos se está siguiendo la pista de muchas enfermedades desde su origen en virus invencibles y siempre cambiantes. El origen de todo, desde el SIDA hasta el ARC (Aids Related Complex; enfermedad derivada del SIDA) o el tan comentado “mal de los yuppies” (el síndrome de fatiga crónica) parece haberse determinado como el desplome del sistema inmunológico del cuerpo provocado por una infección vírica. Si los “bombardeos” estuvieran siendo manipulados para no despertar sospechas, los ataques se podrían producir en zonas del cuerpo que ya son susceptibles, provocando “estallidos” de enfermedades ya diagnosticadas. Los dolores “localizados” o de tipo artrítico podrían ser provocados en partes improbables del cuerpo. Las irregularidades de la membrana mucosa podrían provocar síntomas parecidos al resfriado que terminaría por desarrollarse en resfriados completos, síntomas de infecciones provocadas por parásitos internos (hinchazones y bultos), retención de líquidos, o una sensación de presión en la cabeza. Por supuesto, muy pocas personas se sentirían tan mal como para quedar incapacitadas, sólo estarían lo bastante enfermos como para preguntase qué les pasa.


SATURACIÓN O BOMBARDEO ULTRASÓNICO (RUIDO BLANCO):
He realizado abundantes experimentos con varias frecuencias sónicas, en ambos extremos del espectro, y he descubierto lo que puede hacerse, especialmente utilizando la tecnología de microchips y sintetizadores. El sonido ultrasónico distorsiona el pensamiento volitivo, inmoviliza al individuo, induce a la confusión mental y aumenta la sugestibilidad. El ruido de fondo puede transmitirse por señales de radio y audio televisivo, y ser aumentado por música frenética (MTV, etc.) o por la expresión hablada frenética. Nos acostumbramos a que un sonido similar a los "Chipmunks" esté siempre presente en el fondo, estableciendo un patrón de ritmo acelerado y super estimulación de los sentidos. Sin la cháchara de un aparato electrónico, todo nos parece antinaturalmente silencioso, así que bajo la apariencia de buscar información y entretenernos, nos volvemos adictos a la presencia de televisores, radios o equipos estéreo como influencias conductoras y estabilizadoras.

SATURACIÓN O BOMBARDEO SUBSÓNICO (RUIDO NEGRO):
En el extremo opuesto del espectro sonoro, las ondas subsónicas pueden ser utilizadas para unir a la gente durante periodos propicios (vacaciones, fines de semana, o acontecimientos especiales). Además del agotamiento resultante del apiñamiento de una gran cantidad de gente, el ruido negro provoca ansiedad, comportamiento hiperactivo, agitación y tensión creciente. El sonido subsónico también puede utilizarse para provocar terremotos.

RADIACIÓN DE MICROONDAS:
No se filtra desde los hornos microondas, sino que se recibe a través de receptores indetectables (o a los que no prestamos atención), enviado desde transmisores satelitales o terrestres. No son necesarios gigantes discos receptores. Se pueden utilizar o construir configuraciones artificiales que son conductores de recepción (zonas entre colinas, valles entre rascacielos, estadios deportivos, etc.). Los síntomas: enfermedades respiratorias, problemas circulatorios, disfunciones del riñón y de la membrana mucosa, sed excesiva, retrasos mentales, pérdida de memoria, olvidos.

DESCOMPOSICIÓN DE ALIMENTOS Y BEBIDAS:
Los establecimientos donde un gran número de personas se exponen a provisiones producidas en masa son sospechosos. Los productos químicos en bebidas o alimentos ampliamente consumidos son un territorio propicio para adictivos químicos invisibles (y los que preparan o dispensan los alimentos, nunca saben exactamente qué es lo que se está descomponiendo). Las cadenas de restaurantes y de comida rápida, reciben suministros precocinados y preenvasados, al igual que los supermercados y otros establecimientos de venta. "Aprovisionarse" en estos establecimientos puede inducir y mantener la debilidad, y promover la incapacidad mental y la insensibilidad. Los que no estén condicionados por estos productos químicos pueden experimentar síntomas parecidos a los producidos por el MSG o Glutamato monosódico (sed excesiva, acaloramiento, sensaciones de tensión combinada con cansancio, sabor metálico, etc.).

CORTINAS DE HUMO PSICOLÓGICAS:
El encubrimiento y la desorientación se utilizan para distraer la atención de los agentes de lo invisible enumerados anteriormente. Algunas de las desorientaciones más obvias son: la amenaza de un ataque nuclear, "motivaciones" políticas, escándalos y la histeria de campaña, la preocupación por la guerra "real" o convencional, las revueltas provocadas y las guerras a tiros en zonas alejadas del mundo, el temor a la contaminación de las reservas de agua a manos de grupos terroristas (lo que provoca el aumento de ventas de las bebidas cargadas con productos químicos), el envenenamiento o la experimentación por parte de la CIA u otros convenientes grupos, el temor al Enemigo Declarado, por ejemplo, las influencias "satánicas" definidas por el cristianismo, los ovnis, los neonazis (hasta que son absorbidos para dejar lugar a un nuevo enemigo común). Todos éstos son temas sobre lo que se discute abundantemente y contra los que se alzan protestas, y que por tanto son eficaces como distracción.


EL FIN DE SEMANA ALARGADO:
Ocasionalmente ha habido fines de semana de tres días, pero nunca como ahora. Los fines de semana largos son necesarios para permitir el gasto y el tiempo recreativo mientras se mantienen la ilusión de la productividad. Los fines de semana de tres y cuatro días ofrecen muchas oportunidades para la "relajación" (por ejemplo, ver intensivamente la televisión y otros aparatos de adoctrinamiento), y hacen que todo el mundo esté contento. A este ritmo puede que acabemos viendo fines de semana de seis días.

LA GUERRA URBANA:
Más allá de las cortinas de humo, hay otros elementos psicológicos implicados en la guerra actual. Al permitir que se incremente el uso de drogas duras, y que exista una red clandestina de ventas y distribución, se puede mantener a la gente maleable y satisfecha, mientras que las drogas inducen al retraso mental. Las refriegas por drogas, rampantes en los sectores urbanos, reducen la población. Otro agente de guerra eficaz, es la aniquilación individual: una persona tan frustrada con las injusticias del "sistema de justicia" o por la mezquina tiranía de la vida contemporánea, agarra un puñado de armas y empieza a disparar contra la multitud más próxima. El asesino en serie, un fenómeno contemporáneo, no puede ser ignorado. Estos incidentes a menudo son tildados de "satánicos" o de crímenes "de culto", e irán en aumento como método de reducción de población.


"Estas son las principales armas que se están utilizando hoy en día. En cuanto las respuestas neurológicas afecten a todo el organismo físico, hay que subrayar que los males o enfermedades físicos pueden originarse en la desmoralización creada y mantenida por cualquier agente de guerra. Ser consciente de estos agentes puede minimizar la desmoralización innecesaria en aquellos que deseen conservar su instinto de supervivencia".

Ensayo publicado en el libro “Apocalypse Culture” de Adam Parfrey (Amok Press, ©1988)

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