EL SER SATÁNICO


El Ser Satánico
Paul Dunphy ©1998

Es un pensamiento aterrador que el hombre tenga una sombra a su lado, compuesta no sólo de pequeñas debilidades y fobias, sino de un dinamismo positivamente demoníaco. El individuo raras veces sabe algo de esto; para él, como individuo, es increíble que, bajo ciertas circunstancias, pueda ir más allá de sí mismo
Carl Jung

Satán —el Adversario. El Acusador. El Portador de la Luz. El Portador del Mal. ¿Qué es ésta persona a la que llamamos Satán? Tiene muchas definiciones, bien sea que lo contemples desde tus creencias teológicas o filosóficas.

Hay algunos que piensan en Satán como un ser antropomórfico. Una bestia con pezuñas al mando de las legones de su Imperio, el Infierno, e imponiendo desventuras a la humanidad entera casi siempre por medio de tentaciones carnales o materialistas. Otros dicen que Satán es la Fuerza Oscura en la naturaleza, que permea y motiva todo el entorno de nuestra realidad. Una fuerza que es completamente intangible, un misterio total para la ciencia. Personalmente, no encuentro misterio alguno en qué es esta fuerza, ya que simplemente creo que Satán no es más que un componente de la psique. Un aspecto de la mente de la que debemos tener plena conciencia, llegar a un acuerdo, y ejercitarla para asegurarnos, de esta manera, una vida saludable y productiva. Es más que seguro que Satán no es un espíritu maligno, la “fuerza oscura de la naturaleza”, ni un ente corporal. Satán es una parte de nuestra propia mente y un mecanismo esencial de ésta. Anton LaVey tenía razón cuando aseguraba que Satán era “una reserva intacta, de la cual muy pocos podían sacar provecho debido a que no tenían la capacidad de utilizarla como herramienta sin tener antes que fragmentarla y ponerle nombres a cada una de las partes que la conforman”. Escudriñemos, pues, el Satán psicológico.

Sigmund Freud delineó, en sus escritos, dos modelos separados de la mente. Su primer modelo, el modelo topográfico, dividía la mente en tres partes, o “regiones” —consciente, preconsciente e inconsciente dinámico. Su último esquema, más conocido como aparato psíquico, también se divide en tres, los famosos Yo, Super Yo y Ello. El Ser es una simple agencia de prohibiciones, o mejor, un censor, a la vez que busca presionar para que el individuo descargue sus emociones instintuales, o como los llamó, pulsiones. Es decir, no sólo hace planes para satisfacer esos deseos, sino que a la vez busca reprimir o retenerlos hasta que la oportunidad llegue por sí misma. En éste esquema, el Ello es el origen de todos los deseos del individuo. En este sentido, podría ser análogo a nuestra noción de Ser Satánico pero, una vez más, este concepto psicológico es incompleto y limitado.

El Ser Satánico alcanza a ser vislumbrado y elucidado por Carl Jung, uno de los colegas de Freud. Sin embargo, primero debemos dar una mirada a su noción de Ser. Para Jung, el Ser halla su mejor simbolización en un mandala (círculo). Este símbolo universal representa el equilibrio y la plenitud que se alcanza cuando uno tiene plena conciencia de su Ser. Desafortunadamente, sí tal cosa llega a pasar, el individuo llega a una etapa denominada “muerte psíquica”. Se entra al estado del nirvana y el individuo no tendrá motivación alguna para vivir, ya que habrá alcanzado la meta máxima en la vida. El proceso progresivo de identificar el Ser se denomina “Individuación”. En el Inconsciente Colectivo (la parte hereditaria de la mente en donde están contenidos los arquetipos), el Ser es el arquetipo maestro y está acompañado por otros cuatro arquetipos: el ánima, el animus, la persona y la sombra. Por el momento no nos conciernen los otros arquetipos, nos limitaremos a examinar el arquetipo conocido como la "Sombra".

En el modelo de la mente que elaboró Jung la Sombra suele representar el “inconsciente personal”, el lugar donde residen nuestros miedos y fobias mas internas. También, por su naturaleza inherente, la Sombra lleva nuestra energía emocional, instintual, biológica, sexual y creativa. Debido a estas características, a la Sombra se le tilda de “mala” o es relegada al “lado oscuro” de la personalidad. Algunas personas ignoran por completo que tienen ésta faceta en ellos mismos, y terminan reprimiéndola al proyectarla en los demás.

En otras palabras, ven la naturaleza de la Sombra únicamente en las acciones y la personalidad de otros, y no en ellos mismos. Ven en los demás cosas como quimeras irreales o fantasías, codicia, abandono sexual —o sea, lujuria, —pereza y avaricia, pero se niegan a admitir que también tienen y/o practican las mismas tendencias, impulsos y necesidades en sí mismos. Esto se debe a que sienten que no pueden hacer mal alguno, creen que nadie se dará cuenta, llevan ciegamente su letrerito de “gente buena”, o bien están privados de toda forma de autocrítica. La Sombra no es, bajo ninguna circunstancia, un aspecto completamente nocivo de nuestra mente; tiene propiedades tanto beneficiosas como malignas.

Afortunadamente para nosotros, sus propiedades malignas nos consumirían sólo si elegimos negar esa Sombra. En circunstancias extremas, no reconocemos que éste arquetipo puede llevarnos a situaciones donde estemos vulnerables a lo que se denomina “mentalidad de masas”, o lo que es lo mismo, “histeria colectiva” (por ejemplo, disturbios, partidos de fútbol, seguir al rebaño) y a la propaganda (por ejemplo, los medios de comunicación en tiempo de guerra, algunas enseñanzas religiosas, etc.) No podemos reconocer que lo que hacen otros individuos, grupos o culturas “enemigos” es probablemente lo mismo que hacemos nosotros. Preferimos engañarnos y vivir en la ilusión de que “ellos”, y sólo “ellos” —quienquiera que sean —son los que están equivocados. Esto se conoce con el nombre de “infección colectiva” y creo que el remedio es una cura intelectual.

Según Jung, si somos conscientes de la Sombra, nos hará inmunes a tales infecciones morales, virus cognitivos, memes e insinuaciones. Jung lo expresa mejor, hablando de el ser conscientes de la Sombra, cuando dice —"El ser consiente de ella implica reconocer los aspectos oscuros de la personalidad como presentes y reales. Este acto es una condición esencial para cualquier tipo de autoconocimiento y por lo tanto, conlleva una resistencia considerable".

Finalmente, la Sombra es una visión de nuestras deficiencias subjetivas y raíces primordiales —los instintos y energías que conlleva a la propagación de toda forma de vida. Es imperativo que se le permita a este arquetipo el salir e incorporarse en nuestra mente consciente para poder desarrollarnos como individuos. Entonces, las cadenas de la hipocresía dejarán de oprimirnos y seremos inmunes a los falsos ideales. Esta es la revelación del Ser Satánico.

Unas líneas atrás, decía que debemos ser conscientes, llegar a un acuerdo con, y ejercitar ésta entidad psicológica. Esto plantea otra pregunta —después de darnos cuenta, armados del conocimiento necesario, que esta faceta nuestra existe, ¿cómo llegamos a un acuerdo con ella y comenzamos a ejercitarla? Sin un esfuerzo consciente este proceso podría llevar largo tiempo y puede que no reciba la estimulación deseada. En algunos casos, hay personas que están “bien sintonizadas”, o “en onda” con su lado oscuro y viven su vida como si nada. Personalmente, creo en la noción de que podemos hablar conscientemente a nuestro inconsciente a través de símbolos. Esto puede manifestarse a través de estímulos apropiados, que pueden incluir fantasías, auto-hipnosis, y rituales. Hay un documento de la Iglesia de Satán, dirigido a la “Juventud Satánica”, que dice: “Tu demonio guía está en tu interior —no lo busques por fuera. Sólo tienes que contactar ésa parte de ti mismo y escucharla” Nada podría estar más cerca de la realidad y resumir mi planteamiento de mejor manera.

La carta continua describiendo un ritual en solitario en el cual el participante intenta sintonizarse a sí mismo/a con ése demonio guía. Dice: “Aquí hay un ritual muy poderoso que puedes hacer esta misma noche, y todo lo que necesitas es un lugar tranquilo donde puedas estar sólo, un Baphomet bien sea en tu persona o en frente de ti, y una vela negra: Enciende la vela y colócala en frente. Siéntate derecho, respira profundamente y relájate. Despeja tu mente de todo pensamiento exterior. Mientras observas fijamente la llama, di en tu mente, o en voz alta, 'Estoy preparado, oh Señor Oscuro. Siento tu fuerza en mi interior y deseo que entres en mi vida. Hail Satan!'” ¿Acaso no es este el próximo paso, es decir, aceptar esta fuerza en la mente consciente? Ciertamente, al final de este ritual personal se habrá dado un paso para hallar el Ser Satánico. Hemos pasado el proceso de reconocimiento y de esta manera aliarnos con esta fuerza cognitiva.

El tercer paso, el ejercitar el Ser Satánico, puede ocurrir de dos maneras. La primera, viviéndola a través de la incorporación completa de ésta entidad a la mente consciente. Para algunos, esta meta es difícil de alcanzar y suele haber cierta inseguridad acerca de cuándo se ha alcanzado. Creo que cuando una persona ya no necesita preguntarse esto y, en su lugar, sigue su intuición, ya ha alcanzado este objetivo. El segundo método se basa en los rituales. En la Cámara Ritual, uno puede ignorar interferencias exteriores y convertirse en el amo y señor del Universo propio y por lo menos durante un período de tiempo, sentirse mejor sobre ciertas situaciones y sobre uno mismo. Algunas personas deciden no utilizar rituales y deciden vivir su estilo de vida Satánica. Esa es una decisión completamente personal y ningún método es mejor o más creíble que otro, si no se pasa primero por una experiencia personal. Y es “bueno” o “correcto” si funciona para ti.

En conclusión, permítanme reiterar la importancia del Ser Satánico. Durante mucho tiempo las religiones han defendido la represión de esta fuerza interna para su propio beneficio. No sólo es algo dañino, masoquista y de-evolutivo; causa un estado de depresión abyecta, confusión y conflicto en la humanidad a nivel individual y social. Le enseña al hombre a no confiar sí mismo para que coloque todo control en las manos de fuerzas externas imaginarias y en las autoridades que están, supuestamente, en contacto con ellas. Esas fuerzas bien que residen en la mente y no en un “cielo”, “nirvana”, “infierno”, en fin... La cosa más importante que uno puede hacer en la vida es darse cuenta de esto y tomar las decisiones que te dicta el verdadero “Dios”, el que reside en tu interior, el Dios que eres TÚ mismo. Esta fuerza divina tiene muchos aspectos, de los cuales el Ser Satánico es sólo uno de ellos. En el campo de Programación Neuro-Lingüística, las personalidades múltiples (no el trastorno que requiere tratamiento clínico) son consideradas un paso evolutivo en el avance del desarrollo mental colectivo de la humanidad. Hay muchos componentes en nuestro Ser, y al escucharlos e incorporarlos nos convertimos en nuestros verdaderos Amos.

De hecho, el ser tu Amo es el primer paso dominar el mundo que te rodea.
Tal es el camino del Sendero Siniestro...

©1998 Paul Dunphy.

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