SATANISMO LAVEYANO Y RELIGIÓN

SATANISMO LAVEYANO Y RELIGIÓN
Carla Barros Corcuera

La Biblia Satánica nos indica que nos encontramos ante un tipo de satanismo entendido como una forma de pensamiento individualista, racionalista y filosófico; de hecho, es común encontrar menciones a esta corriente refiriéndose a la misma como ‘satanismo ateo fundamentalista’.


Según Algol, el satanismo desde esta concepción es una corriente en la que se reúnen las modernas filosofías iconoclastas, vitalistas y antiespiritualistas de autores como Sade y Nietzsche por un lado, y las tradiciones estéticas y simbólicas de los grupos de "adoradores del Diablo" que han surgido a lo largo de la historia del Cristianismo. Me detendré en el adjetivo ‘antiespiritualistas’ ya que podría ser una de las características más importantes del satanismo Laveyano. Esta cuestión aparece desarrollada en la introducción que lleva a cabo el que fue miembro de la Iglesia Satánica Michael Aquino cuando en 1972 explicaba: “(el satanismo) No es tanto una anti-religión —un simple rechazo de cualquier creencia— sino una no-religión, una negativa sin compromiso de todo misticismo sustancial”.

El Satanismo queda mejor identificado como una disposición que como una religión, ya que se ocupa activamente de todas las facetas de la existencia humana, y no únicamente de los así llamados aspectos espirituales”. Aun así, Anton LaVey sí que se dirige al satanismo que describe con la palabra ‘religión’; aunque se podría decir que parece utilizarla para enfrentar su corriente de pensamiento contra el resto de las religiones y en concreto, de nuevo contra el cristianismo: “En verdad, la Biblia Cristiana es un montón de contradicciones”. Desde La Biblia Satánica, Anton LaVey se pregunta por qué sigue habiendo personas que se identifican con lo que denomina ‘religiones blancas’, ya que no permiten disfrutar de la vida. Afirma que aún se mantienen sistemas religiosos que tuvieron éxito en el pasado, pero en la actualidad se encuentran desfasados debido a la consciencia de las libertades del ser humano; libertades de las que poco a poco ha ido tomando consciencia la propia Iglesia cristiana. Considera que el satanismo sí ha evolucionado y se ha amoldado a la sociedad según se ha ido desarrollando a lo largo de la historia; en cambio la mayoría del resto de religiones (blancas) se podrían considerar como ancladas en el pasado: “Los religiosos se quejan: 'debemos estar acorde con los tiempos' olvidando que, debido a los factores limitantes y las leyes profundamente enraizadas de las religiones, nunca podrán cambiar lo suficiente para estar acorde con las necesidades del hombre”.

Se ha hecho necesario que aparezca una nueva religión, basada en los instintos naturales del hombre. Y ya tiene un nombre. Se llama Satanismo. El Satanismo es la única religión conocida por el hombre que acepta al hombre tal como es, y promueve la idea de convertir algo malo en algo bueno, en lugar de hacer el mayor esfuerzo posible para eliminar lo malo” (Lavey, Anton. 1969) “Así que, ¿por qué no tener una religión basada en la indulgencia?”. Algol explica que su satanismo es antirreligioso, pero “en el sentido de que no plantea la fe en ningún dios, ni es un rebaño de ovejas que siguen a un pastor; el satanista es en todos los niveles su propio ‘redentor’”. Se podría suponer pues, que este satanismo no es una religión si ésta se concibe desde el punto de vista que la define como la creencia y adoración en un Dios u otros seres sobrehumanos. El satanismo de Anton Lavey, por tanto, no ve necesaria la creencia en ningún Dios; consideran que uno mismo es el único culpable de que ocurran los acontecimientos, por lo que también serán responsables tanto si lo hacen bien como si obran mal. Estas argumentaciones me remiten al debate del problema de la teodicea, al cual acuñó Gottfried Leibniz para referirse a la “rehabilitación de Dios”. Entendiendo ‘teodicea’ como una argumentación usada por algunas religiones como un tipo de doctrina particular para explicar la contradicción existente entre un Dios creador, perfecto y bueno y una realidad malvada e imperfecta, a este tipo de satanismo no les hacen falta explicaciones puesto que se trata de una cuestión que no les preocupa y por lo tanto, no les afecta: “Pero si Dios está al mando y es tan benévolo como se supone que es, ¿por qué permite que estas cosas pasen?” “El Satanista no se engaña creyendo que a alguien le importa”.

-Satanismo más allá de una única realidad-

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