¿SATÁNICO O SATANISTA?


¿SATÁNICO O SATANISTA?
Alberto A F. Reyes

Aunque las dos palabras pudiesen ser sinónimos perfectamente, vale la pena hacer una distinción para lo cual comenzaré por decir que un Satanista (nombre que hemos adoptado para diferenciarnos de los otros) no es un adorador de ningún dios que no sea uno mismo.

Un Satanista es un Ateo que prefiere ser su propio dios. Este pequeño punto es lo que convierte al Satanismo a de más de ser una filosofía (la más apropiada a parecer mío para el crecimiento personal) en una religión del individualismo y del ser.

Como lo dije antes, aunque Satánico y Satanista pudiesen ser sinónimos preferimos ser llamados “Satanistas” y dejamos el término “Satánico” para todo aquel que lo quiera usar fuera de una formación racionalmente atea.

Un adorador del Diablo no es diferente a un fiel seguidor de Mahoma, de Moisés o de Jesús el crucificado. Cualquiera de estos necesita de sus dioses para justificar su existencia y su actuar.

Sus vidas se encuentran llenas de despropósitos, y puesto que es más fácil justificar la estupidez con el nombre de dios, y el actuar producto de esa estupidez como; “la voluntad de dios” o “los designios de dios” prefieren así limpiar sus conciencias poniendo hipócritamente sus cargas emocionales en una conciencia colectiva que los exima de su insensatez mientras la llaman dios.

De esta manera no tienen por qué preocuparse por violar derechos, matar por odio, usurpar por conveniencia, mentir, o ser la causa de la ruina de otros. Porque al ser esta una voluntad colectiva es aceptada por todos o por la mayoría, y es resguardada como la voluntad de su dios, y como todo lo que es de dios está bien entonces cometer cualquier clase de crimen en su nombre está bien.

Un adorador de dios o del diablo; puesto que la racionalidad de ambos está encaminada al mismo punto que es adorar, no hará nada por cuenta propia si no deposita su fe antes en el objeto de sus súplicas.

Sin embargo, los adoradores del Diablo son esencialmente peligrosos, su nivel de fanatismo los hace actuar de formas que cualquier persona considerada normal no haría llevando en ocasiones su proceder a los límites de la criminalidad. Este nivel de fanatismo no es diferente al que podemos observar de los “hombres santos” a lo largo de la historia de las religiones. Para no extenderme mucho en este tema siendo que es tema para abordarlo de forma más apropiada en otro diálogo solo citaré a un claro ejemplo en la historia bíblica; léase la historia de Elías.

El Satanista prefiere ser dios, lo elije para sí mismo porque no tiene la necesidad de relegar a otros la responsabilidad de su vida. De esta manera los Satanistas somos una nueva raza, diferente al resto. Elegimos ser dioses y diosas responsables de nuestros propios actos, somos una raza compuesta de diversidad, todos somos librepensadores y en esencia personas con un propósito claro y definido en nuestras propias vidas.

Esta es la diferencia de un Satanista y del resto de la manada.

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