En la montaña de Sorte, estado de Yaracuy, Venezuela, hay una congregación religiosa anual en la que miles de personas asisten para ver espíritus “bajar” a la Tierra. El culto recibe el nombre de espiritismo y está basado en la adoración de María Lionza, una diosa cuya leyenda se remonta a las creencias que predominaban en este territorio antes de la llegada de los españoles. Hoy día, la religión es una mezcla de creencias católicas, africanas e indígenas. Durante tres días al año, los creyentes suben a Sorte para adorar espíritus que poseen a otros seres humanos. Según la religión, estas “materias” reciben al muerto y pierden conciencia de sí mismos: por eso pueden pisar fuego, caminar sobre vidrio, cortarse y hablar en lenguas. Jesús Campos, un espiritista reconocido, nos hizo conocer íntimamente esta religión y pudimos participar en dos rituales con espíritus de distintas cortes. Limpiamos nuestro corazón y entrevistamos a un espíritu. Venezuela está inmersa en una crisis política y económica que parece no terminar nunca.
El único acto de fe que sobrevive en esta aniquilación de derechos, parece ser el espiritismo.