EL MITO DEL NAZISMO Y EL SATANISMO
The Watcher ©1991
Es muy fácil, si bien irresponsable, estigmatizar un
oponente con la proverbial pluma envenenada, o dibujarlo con un pincel deforme
aunque nuestro talento lo capte bien. La voz que nos grita la verdad, cuando se
es acallada, no solo resulta algo satisfactorio para la masa, sino que lo
consideran lo mas apropiado. Pero no todos son engañados por la masa que
siempre anda en busca de chivos expiatorios para sus propios errores y faltas.
Observen esta reseña del nacimiento de una religión.
La ceremonia de 'bendecir las banderas' solo era una en
el número de festividades, festivales y conmemoraciones que fueron adaptadas y
adoptadas por los Nazis, a la vez que adaptaban el calendario cristiano al suyo
propio, con fines específicamente paganos... "celebramos las festividades
del sol, del año, del crecimiento, de la cosecha, donde no hayan sido
destruidos por una religión que es ajena al mundo, y hostil a la tierra".
Un rito muy importante era una festividad Indo-alemana del joven dios sol. En
las academias donde se entrenaban los cadetes de las SS, éstos solían celebrar
la Natividad, no como el nacimiento de Cristo, sino como el dios sol, que surge
de sus propias cenizas, en el solsticio de invierno. No es necesario detallar
las características religiosas o paganas de tales rituales. Lo que implicaban
era una versión actualizada y transportada al siglo XX, del antiguo culto
del Sol Invictus, al cual se
había adherido Constantino hace 1600 años. La única diferencia verdadera era
que, para el Nacional-Socialismo, hasta el sol era alemán.
Si Hitler era el Mesías de una nueva religión, su
sacerdocio era la élite vestida de negro, las Schütz-Staffel, o SS. Hitler
se refería a Himmler, Comandante en Jefe, o Reichsführer, de las SS, como
'mi Ignacio de Loyola' -- lo que puede tomarse como un paralelo entre las SS y
los Jesuítas. En muchos aspectos, las SS habían sido estructuradas bajo el
modelo de los Jesuitas, e hicieron uso deliberado de técnicas Jesuíticas en
campos como el condicionamiento psicológico y la educación. Pero los jesuitas mismos
derivaron gran parte de su estructura y organización de dos órdenes de
caballería religioso-militares mucho más antigua, las de los Caballeros
Templarios y los Caballeros Teutónicos. El mismo Himmler concibió las SS como
una Orden precisamente en este sentido, y la vio, especificamente, como una
Orden Teutónica restaurada, equivalente moderno de los caballeros de largos
mantos blancos blasonados con cruces negras quienes, varios cientos de años
antes, habían liderado la expansión hacia el Este de Alemania, penetrando en
Rusia. Los miembros SS originales, es decir, enlistados antes de la Segunda
Guerra Mundial, eran reclutados, organizados y ritualizados estrictamente, de
la misma manera que lo fueron los Caballeros Teutónicos del medioevo. La
elaborada y mística ceremonia de inducción estaba diseñada de manera que
pudiera recordar la investidura caballeresca. Los candidatos para admisión
tenían que mostrar un árbol genealógico que demostrara su 'pura sangre Aria',
limpia de elementos extraños durante por lo menos doscientos cincuenta años —o,
en caso de que se tratase de aspirantes a oficiales, tres siglos. Cada
candidato tenía que pasar por un período de noviciado antes de que fuera aceptado
en la Orden. De los Francmasones, las SS aprendieron la importancia de la
imaginería y las insignias ritualísticas, que tuviera cierto significado
especial. En el dorso de toda túnica SS, había una inscripción rúica bordada
con hilos plateados. Y el emblema de la organización misma, las SS en forma de
dos rayos de plata, o la 'Sig' rúnica, la 'runa del poder', utilizada supuestamente
por las antiguas tribus germanas para representar al dios del rayo y de la
tormenta —Thor o Donar según ciertos mitos, Odín o Wotan según otros.
Himmler introdujo en la organización todo tipo de
ceremonias. Las bodas de miembros de las SS tenían menos en común con el rito
Cristiano que con las fiestas nupciales paganas. Según Himmler, los niños que
fueran concebidos en un cementerio nacerían imbuidos con el espíritu de los
muertos que yacerán ahí. En consecuencia, se alentaba al personal de las SS a
concebir a sus hijos sobre lápidas —lápidas de 'Arios' nobles, por supuesto. Si
se probaba que un cementerio guardaba los restos del tipo nórdico apropiado,
era altamente recomendado para tal propósito, y en los periódicos de las SS
solían publicarse listas de tales lugares.
Himmler se rodeó de un círculo interno de sumos
sacerdotes, un conclave de doce SS-Obergruppenführers (es decir, doce
Tenientes-Generales de las SS), que constituían sus 'Caballeros de la Mesa
Redonda'. Este círculo cuasi-místico de trece miembros —un número escogido deliberadamente
para evocar los a los antiguos conventículos ocultistas, a la vez que hace eco
de Jesús y sus doce apóstoles— tenía su cuartel general en la pequeña ciudad de
Wewelsburg, cerca de Padeborn.
Aunque los trabajos de construcción no estuvieron
finalizados antes del fin de la guerra, se pretendía que Wewelsburg fuera la
capital oficial de las SS, su centro de culto. Era descrita como el Mittpunkt
der Welt, el Ombligo del Mundo.
Como centro de Wewelsburg había un castillo en el cual
cada uno de los altos dignatarios tendría una habitación propia, decorada según
el estilo de un período histórico definido —periodo que, según la mayoría de
referencias, correspondería al de su encarnación anterior. En la Torre Norte,
los trece 'caballeros' celebrarían encuentros ritualizados. En el centro de la
cripta que se hallaba justo debajo de dicha torre, ardería un fuego sagrado, y
en las paredes que rodeaban la cripta habría doce pedestales de piedra, cuyo
uso verdadero solo podemos especular. Los números 3 y 12 son una constante en
el proyecto de reconstrucción del castillo. Aún mas: alrededor del castillo, y
siguiendo el lineamiento de la cripta, se planeaba la expansión de la ciudad en
círculos concéntricos meticulosamente diseñados.
El mismo Himmler hablaba frecuentemente de geomancia, y
gustaba fantasear sobre Wewelsburg como un 'centro de poder' oculto, similar (o
por lo menos se lo creía) a Stonehenge. El diario oficial de la Ahnenerbe —es
decir, el 'Centro de Investigaciones' de las SS— solía publicar artículos
dedicados a tales temas.
Resulta interesante que ninguno de los aspectos 'ocultos'
de la Alemania Nazi llegara a la cantidad de evidencias y testimonios que hubo
en los documentos de los Procesos de Nuermberg. ¿Por qué? ¿Acaso los jueces
Aliados ignoraban estos detalles? ¿Lo rechazaron por irrelevante o incidental?
De hecho, ninguno de los dos. Los jueces estaban bien enterados de todo eso. Y
lejos de subestimarlos, temían tal potencial —temían las implicaciones
espirituales y psicológicas que tendría en Occidente si se hacía de
conocimiento público el hecho de que un estado del siglo XX se hubiese
establecido y hubiera obtenido su poder basándose en tales principios. Según
las últimas declaraciones que dio Airey Neave, uno de los fiscales en los
Juicios de Nuremberg, los aspectos ocultos y ritualistas del Tercer Reich
fueron omitidos deliberadamente como una evidencia inadmisible. La razón para
tal medida era que una defensa lo suficientemente hábil, apelando a la
racionalidad de Occidente, podía pedir que se disminuyera la responsabilidad,
alegando demencia, a los criminales de guerra que defendían.
Hemos tratado los aspectos religiosos e la Alemania de
Hitler de una forma tan extensa, porque son precisamente dichos aspectos los
que son más relevantes para la búsqueda de sentido que abunda hoy en día. La
Cultura Occidental de Posguerra se ha acostumbrado a concebir el
Nacional-Socialismo solo como un partido político extremo, y al Tercer Reich
como un estado gobernado por u pequeño cónclave de dementes. Puede que hayan
estado locos, pero ese no es el punto. El punto es que fueron capaces de transmitir
su locura y transmutarla en la forma de una energía Mesiánica. El Nazismo, como
ya dijimos, no era solo una filosofía política o ideología que 'embaucara' al
pueblo alemán. Era una religión, que ejercitaba su poderío debido precisamente
porque desempeñaba la función religiosa tradicional de dar sentido y coherencia
a un mundo en el cual faltaban —aparentemente— tales elementos esenciales.
Es en este aspecto en donde el Tercer Reich nos da lo que
tal vez sea su más importante enseñanza, y su advertencia más estremecedora. En
nuestros días, muchas personas, desilusionadas con tanto materialismo,
defienden un estado que se base en principios espirituales. Este parece ser aparentemente
uno de los objetivos del Priorato de Sion. En teoría, es un objetivo lo
suficientemente válido, y no el tipo de objetivo al cual muchos individuos
responsables estarían dispuestos a dar la espalda. Pero el Tercer Reich nos es
la prueba fehaciente que un estado basado en principios espirituales no es
necesariamente una cosa muy laudable deseable que digamos. Si los principios
'espirituales' son distorsionados, su potencial de destrucción es, como mínimo,
mayor que el del materialismo. El 'Espíritu', si se le desencadena, es mucho
mas peligroso que la sola materia. Una 'Guerra Santa' puede ser la Guerra más
profana de todas, la menos santa, no importa si es llevada a cabo por los
Fundamentalistas Islámicos del Medio Oriente o los fundamentalistas Cristianos
de Occidente.
Tal vez ahora puedan entender cómo es que un Nazi puede
ser denominado Satanista... y se diga que un Satanista es un Nazi. Esa es la
diferencia entre una religión y una no-religión. Hay dos tipos de Satanistas...
los que son de verdad, y los que son inventados. Nos conformamos con confiar en
la opinión del hombre educado. La opinión del ignorante no cuenta para nada, si
se tiene en cuenta que los Satanistas de verdad dormían con sus Inquisidores, y
los inventados eran crucificados y quemados en la hoguera.
Texto tomado de la publicación Satánica
"The Watcher" #8.