MI ENEMIGO


MI ENEMIGO
Anton Szandor LaVey

Tengo enemigos. Mis enemigos son aquellos que detienen mi felicidad y satisfacción, en cualquier forma, por cualquier medio y por cualquier razón. No me importa si son negros, marrones, amarillos o blancos; ya sean judíos, cristianos, musulmanes o budistas. Mi enemigo ha hecho imposible para mí, comprar un helado por una moneda, un hogar por diez mil dólares, un nuevo coche por menos de mil dólares y un buen par de zapatos por menos de diez. "Inflación" es lo que me dicen. "Costos más altos de mano de obra. Necesidad de mayores salarios." "Avaricia", le llamo yo.

Mi enemigo ha robado mi casa, legalmente, en un tribunal de justicia. Mi enemigo ha bloqueado la entrada de mi coche. Mi enemigo ha destrozado mi coche. Mi enemigo ha hecho imposible para mí, comprar un poco de nostalgia que nadie más quiere, a menos que quiera pagar un precio desorbitado.

Por otro lado, mi enemigo no es el DJ de la radio que pone música que molesta mis oídos. Ni es mi enemigo el director de televisión que presenta el mismo tipo de show sin importar nada. Los entretenimientos populares siempre han gustado a la mentalidad más simple. No necesito participar en ellos, puesto que ellos pueden apagarse. Ustedes dicen: "Estas equivocado; lo promueven lo que llamas ‘enemigo’” ─avaricia e inflación. Si, lo hacen, pero yo no respondo, no necesito responderlo. Es el vasto y descerebrado público quien lo hace. Son ellos los que apoyan la inflación, porque sus cerebros son tan simples y limitados como para considerar los efectos de la avaricia de querer más dinero. "Pero tenemos que vivir" dicen ellos. "Es el alto coste de la vida". Yo no incrementé el costo de vida, para ellos ni para nadie más. Mis deseos y necesidades siempre han estado a mi alcance. No incrementé los precios del cobre, ni de los plásticos, la necesidad incrementó los costes de producción. ¿Por qué debería ser Yo penalizado por ello? No me importa el crimen en las calles. Puedo apretar un gatillo. Pero no puedo hacer que me vendan un helado por una moneda.

No protesten activamente una guerra impersonal creada por gente que tiene una historia de conflictos. No bombardeen una clínica de abortos a menos que necesites uno y no quieran ayudarte. Entonces, ¡que empiecen las bombas! Los hombres deberían bombardear las oficinas de abogados si están siendo demandados personalmente por todo lo que han trabajado. Mi punto es, escoge a tu enemigo con la misma lógica y razón con la que escogerías a un amigo. O a un empleado. O un libro. Con discriminación y con encaminado en beneficio de tu propio desarrollo personal.

Mis enemigos son los que hacen mi vida menos rica y más complicada. Eso me agota. Me molesta que no pueda comprar un comic por unas monedas. No me sorprendió cuando James Huberty disparo al McDonald's porque la máquina de helados seguía rota. Si hay una lección que aprender aquí, es esta; Si vas a cobrar más de unas monedas por un helado, más te vale dar un servicio especial. Aparte, Huberty era un activista calificado; uno que hace actos de terrorismo contra personas o agencias no teniendo nada que ver con un envolvimiento personal. ¿Quién es responsable por los crímenes en mi contra? No la gente negra, latina o judíos, sino aquellos que apoyan las ultimas demandas de avaricia. El estúpido y miope público que es tan fácilmente convencido de concentrarse en enemigos falsamente fabricados, que en aquellos que realmente les roban.

Satan Speak! ©1998

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