Dentro de la filosofía satanista, la (más que clara) oposición al cristianismo y al resto de religiones de "luz" no significa que se viva en conflicto directo con estas religiones, muy por el contrario. El satanismo no pierde el tiempo en tratar de convencer a otros, y sobre todo a sus retractores, de ser el "verdadero camino a seguir" o de ser la religión verdadera, pues ese es justamente el trabajo del borrego adoctrinado. El satanismo no depende de evangelizadores profanos o mártires a la causa. Es un camino individualista en el que cada practicante se enfoca únicamente en su propio progreso personal.
La oposición (específicamente hablando) al cristianismo no es directamente proporcional a la atención que el satanista presta justamente a los cristianos.
Para dejar claro este punto, procedo a compartir una cita que Anton LaVey escribiría en uno de sus ensayos, diciendo lo siguiente:
"Quienes menosprecian a la Iglesia de Satán hasta un grado obsesivo, revelan su verdadero fetiche. En la realidad y en la práctica, debido al interés que le gastan, revelan cuál es su verdadera religión —la Iglesia de Satán. De otra manera, darían la vuelta, se largarían, y se negarían a sujetarse a algo que no necesitan."
Mientras que el borrego cristiano se esfuerza en descalificar todo aquello que no pertenece a su fe y a su dios, el satanista simplemente los deja berrear y se dedica de lleno a aquello que es de su verdadero interés: él mismo y su camino a la autodeificación.
