Baphomet es una imagen muy asociada con el satanismo, aunque en realidad no fue creada con ese propósito. En su origen, Baphomet representaba las leyes herméticas y la armonía del todo. De hecho, el pentagrama punta arriba en la cabeza del chivo simboliza la luz y es contrario al pentagrama invertido, insignia del satanismo.
Sin embargo, la historia y la subjetividad de la simbología terminaron asociando a Baphomet con el satanismo. A pesar de esto, las leyes herméticas no están en contra de la filosofía satanista moderna, sino que Baphomet representa la sabiduría que el practicante aspira a alcanzar. El equilibrio entre lo femenino y lo masculino, entre luz y oscuridad, pasividad y movimiento, y el conocimiento del macrocosmos y el microcosmos.
De hecho, Baphomet es tan importante para las prácticas satánicas que se han creado variantes para ajustarse a diferentes ideales. Por ejemplo, el Baphomet-Qayin es una variante creada desde el luciferismo para adecuar al Baphomet con los principios del adversarismo, destacando la inversión del pentagrama en la cabeza del chivo. Además, la Orden de los Nueve Ángulos argumenta que Baphomet es una deidad femenina y la Dama de Sangre.
En resumen, Baphomet representa la unión de los opuestos y la Gran Obra en el Thelema. Aunque su origen no buscaba una relación con lo satánico, terminó siendo asociado por la historia y la subjetividad de la simbología.