LEY DE LA RECIPROCIDAD
Alberto F. Reyes
La premisa de este modelo es: "trata a los demás del mismo modo que deseas ser tratado, y solo da lo que recibes". La ley de la reciprocidad se presenta como un modelo de intercambios interpersonales con otros individuos, funciona para muchos y ha demostrado ser un eficiente modelo que vale la pena implementar en muchas esferas de la vida.
Consiste básicamente en mostrar el mismo interés que otros muestran en usted y prestar las mismas atenciones que recibe de los demás. De esta manera se moldea un ambiente adecuado a sus intereses personales, pues solo da lo que recibe, o trata a los demás de la forma que desea ser tratado; no obstante, si ese trato le es indiferente a su interlocutor, usted mostrará un grado de interés similar.
De esta manera evita gastar tiempo, energía y otros menesteres que de otra forma no serían apreciados por los otros si fuese complaciente en todo, o si fuese incapaz de mostrar el mínimo de interés en sus interlocutores.
Los intercambios entonces son "intercambios saludables", teniendo en cuenta que las dos partes se benefician en grado y medida proporcional, esto cultivado a largo plazo constituye los lazos de la verdadera fraternidad.
La ley de la reciprocidad no es un modelo antipático a la sociedad, aún que tenga sus bases en la ética objetivista, es decir el modelo presentado por Ayn Rand en que el egoísmo es fundamentado, valga la expresión, de forma "objetiva", la preservación del individuo toma un carácter primordial, y la indulgencia es bien implementada de forma que es beneficiosa para ambas partes, en lugar del asistencialismo desmedido e hipócrita.
Este modelo tiene su base en la premisa expuesta al principio, "trata a los demás como deseas ser tratado, y solo da lo que recibes". Por tanto, no cree en el asistencialismo como una medida válida para el progreso de nadie. En su lugar postula el "solo da si recibes algo a cambio" de esta forma moldeamos una sociedad responsable en vez de una sociedad que espera con la mano estirada la ayuda de nadie.
Por tanto, cuando alguien se encuentra en necesidad quien lleva esta filosofía no se niega a ayudarle si está dentro de sus posibilidades hacerlo, siempre que a cambio reciba algo gratificante, pero jamás de forma injusta o desproporcional al otro puesto que el valor del bien o favor prestado, debe ser de grado similar al recibido.
Este modelo de reciprocidad mutua tiene valores y carácter firme que pocos modelos de conducta humana poseen, eso es un bien innegable. Por eso y otro tanto es un modelo completamente válido como estilo de vida responsable.